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Francois Hollande habla con un veterano de la Segunda Guerra Mundial en Ranville, al norte de Francia. :: DAVID VINCENT / AFP
MUNDO

Hollande se cita con la historia

El presidente francés aspira a lograr hoy en los comicios legislativos una mayoría absoluta que complete el triunfo socialista

IVIA UGALDE
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Cinco semanas después del arrollador triunfo que reabrió las puertas del Elíseo a los socialistas franceses tras casi dos décadas, François Hollande regresa hoy a la arena electoral con el reto de escribir un nuevo capítulo en la historia de la Quinta República. Impulsado por una ola de popularidad y fiel a su política de crecimiento cuando la tormenta de los recortes sociales y la austeridad arrecia sobre la UE, el recién estrenado presidente persigue revalidar la victoria de los comicios del pasado 6 de mayo en la primera vuelta de unas legislativas que sitúan a la izquierda como la clara favorita.

De los 577 escaños que componen la Asamblea Nacional, 289 son necesarios para conseguir la mayoría absoluta. Un resultado que estaría al alcance del Partido Socialista (PS), que conseguiría entre 290 y 320 asientos, según un sondeo realizado al cierre de la campaña por la empresa Opinion Way y publicado por el rotativo 'Les Echos'. Otro estudio -elaborado por Ipsos para 'Le Monde' y France Télévisions- apunta, sin embargo, a la necesidad de la formación de buscar alianzas con los Verdes (12-16) e incluso con el Frente de Izquierda de Jean Luc Mélenchon (23-26).

En cualquier caso, lo que parece claro es que -salvo sorpresas de última hora- la izquierda desplegará un amplio abanico en el Parlamento frente a una derecha desgastada y dividida tras la marcha de Nicolas Sarkozy. Se abriría así un escenario inédito en la Quinta República al controlar por primera vez los socialistas el Senado, el Elíseo y, casi con toda probabilidad, la Asamblea Nacional.

La Unión por un Movimiento Popular (UMP) que antes encabezaba Sarkozy sufre la falta de un líder capaz de cohesionar sus filas frente al espaldarazo electoral recibido por los socialistas y el avance de una extrema derecha que envenena las opciones de captar un mayor número de votantes. Los pronósticos auguran la pérdida de más de cien escaños por parte de la formación conservadora, que pasaría de los 313 de la Asamblea saliente a unos 209-247.

Distinto es el panorama para la marea azul de la ultraderechista Marine le Pen, que acaricia la posibilidad de devolver a su partido al Parlamento 15 años después. Según Ipsos, el Frente Nacional cuenta con una intención de voto del 15,5% y podría calificarse para la segunda vuelta en 90-100 circunscripciones. Sin duda, esta tendencia denota la radicalización de una parte importante de la derecha francesa y continúa la estela de los excelentes resultados de la formación 'ultra' en las presidenciales, donde obtuvo el respaldo de 6,4 millones de ciudadanos.

Poca expectación

En las calles, mientras tanto, se percibe el cansancio por una campaña que ha levantado poca expectación entre la sociedad gala, exhausta tras las intensas presidenciales que tuvieron lugar hace poco más de un mes. La abstención se sitúa en torno al 43 %, superior incluso a la de las anteriores legislativas, en 2007. En opinión del analista Éric Bonnet, del instituto CSA, «cuatro elecciones en tan poco tiempo es demasiado». «Los franceses tienen la sensación de que ya hicieron la elección en abril-mayo pasado», explica. Esa falta de interés afecta sobre todo a los votantes de izquierdas. Por ese motivo, Hollande ha reiterado a sus seguidores la necesidad de no confiarse y acudir masivamente a las urnas para que su programa político no se vea obstaculizado en el Parlamento.

Como incentivo, los ciudadanos franceses recibieron a falta de cinco días para las legislativas lo que las filas conservadoras han denominado un «regalo electoral». Se trata de la reducción de la edad de jubilación a los 60 para aquellos que han cotizado durante 41,5 años. Otra de las medidas adoptadas ha sido una rebaja del 30% en el sueldo del jefe de Estado y su equipo de Gobierno. Un gesto de gran contenido simbólico y que responde a la filosofía de Hollande de que los presupuestos se pueden ajustar sin recortes sociales y que la crisis económica la deben pagar los que más tienen. 'Demos una mayoría al cambio', reza su campaña. La respuesta estará hoy en las urnas.