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Economia

SENTIDO ÚNICO

JOSÉ M. DE AREILZA
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La decisión de ayudar desde la UE a aquellos bancos españoles con dificultades se había hecho necesaria y urgente. El compromiso europeo con nuestro país y su plasmación en medidas proporcionadas y quirúrgicas es ahora objeto de análisis e interpretaciones de todo tipo. Pero la pregunta más relevante para entender su importancia, y poder celebrar su acierto, es si se trata de un paso más en el camino hacia la rápida formación de una federación económica europea. Se equivocan los que piensan que estamos antes una crisis que afecta solo a varios países y no ven en el horizonte una crisis global del euro. La verdad incómoda es que si queremos una moneda común sostenible, debemos centralizar más poderes en torno a Bruselas, una senda difícil de transitar por sus altos costes políticos y económicos.

La democracia a escala europea necesita tiempo para perfeccionarse, pero no hay margen para hacer primero un debate político y luego una reforma de gran calado de los tratados. Para luchar contra las amenazas que se ciernen sobre el euro, las dudas, reservas y las vacilaciones restan credibilidad a la estructura incompleta de la Unión Económica y Monetaria.

Ha llegado un momento en el que la pertenencia al euro no puede continuar beneficiando a unos y perjudicando a otros, porque esta divergencia económica empieza a amenazar la gobernabilidad del proyecto. Todos los países miembros de la moneda única, Alemania también, ganan con una solución paneuropea, a partir de una visión de conjunto articulada desde las instituciones comunitarias, empezando por el Banco Central Europeo.

En las próximas semanas, los líderes europeos deben sortear las tensiones que produzcan tanto la resaca de la operación española como los efectos de desconfianza que puede causar el resultado de las elecciones en Grecia el domingo que viene.

Solo con unidad y acción concertada se puede abordar con éxito la posible salida del euro de éste país, evitarla si es posible y desactivar el contagio de la inestabilidad griega a los países de la periferia de la Unión. Con la gigantesca ayuda ofrecida ayer a algunos bancos españoles, se ha emprendido un camino que debe ser de sentido único, con el fin dejar atrás lo peor de la crisis de la moneda única.