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Rescate inminente

La reunión del Eurogrupo aumenta la presión sobre España para que solicite ayuda financiera para sus bancos

MADRID Actualizado: Guardar
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Al final, Reuters no se equivocaba. El Eurogrupo, el FMI y el BCE no están dispuestos a aplazar el rescate español hasta después de las elecciones griegas del próximo fin de semana en las que todo puede ocurrir. Éste es, pues, el último fin de semana en que, con los mercados cerrados, podían tomarse las decisiones pertinentes con relación a la recapitalización de la banca española, sobre la que ya se ha establecido un consenso cuantitativo aproximado: hacen falta unos 40.000 M€ de dinero público, además de los 50.000 M€ que los bancos sanos deberán enterrar en capital a costa de beneficios. El FMI, que se proponía entregar su informe sobre la situación española el lunes pero que ya había anunciado las grandes cifras, se ha anticipado y lo hacía público la pasada madrugada. Poco después, se anunciaba que a las 16 horas de hoy comenzará una videoconferencia de los ministros de Finanzas del Eurogrupo para establecer los términos del ‘rescate blando’. Lógicamente, cuando se ha llegado a este punto, es de suponer que ya se tienen ciertas seguridades de que los auditores que están examinando la situación del sistema financiero español –Oliver Wyman y Roland Berger- no entregarán resultados muy diferentes de los que ha calculado el FMI. En ambos casos con hipótesis duras de que la economía española registraría este año una recesión de entre el 4 y el 5% del PIB.

El gran forcejeo en la Euroconferencia de esta tarde versará sobre las condiciones del rescate, que se sufragará con cargo al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que el 1 de julio se convertirá en el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera. El FEEF, creado en mayo de 2010 para el rescate de los países en dificultades, es el mismo que ha servido efectivamente para rescatar a Grecia, Portugal e Irlanda, y establece unas condiciones tasadas tanto para el rescate de los países como de los sistemas financieros (el de España será el primero que se someta a esta terapia). Quien sienta curiosidad por conocer la compleja entidad del FEEF puede acudir a su página web oficial: http://www.efsf.europa.eu/about/index.htm, que, significativamente, no ha sido traducida al español.

El Gobierno pretenderá que esas condiciones afecten exclusivamente al sistema bancario y al regulador –el Banco de España-, sin más concesiones que las necesarias modificaciones normativas ni más condiciones que afecten a la política gubernamental. Sin embargo, las reglas del FEEF son estrictas y disponen claramente que el gobierno de España, además de “canalizador” del préstamo será “beneficiario” y por tanto tendrá que “soportar la responsabilidad del crédito”. Habrá por tanto una vigilancia estricta, mediante “inspecciones sobre el terreno” de las instituciones que reciban los fondos, además de un control superior sobre la política económica del Gobierno y la marcha de la consolidación fiscal. Quizá no veamos “hombres de negro” pero el escrutinio de los funcionarios internacionales será intenso.

El Gobierno y el principal partido de la oposición son conscientes de que está en juego, por decirlo de forma grandilocuente, la dignidad nacional, pero no sólo eso: los rescates “duros” han tenido graves consecuencias políticas internas, con caídas de los gobiernos que los han soportado y, lo que es más grave, con un desprestigio grave de los partidos dominantes y el surgimiento de minorías y terceras vías que han nacido en el río revuelto de la desazón popular, del consiguiente desencanto y del fracaso de la política convencional.

Este Gobierno ha jugado bastante bien sus cartas en el sentido de poner de relieve que el rescate duro de España, además de prácticamente imposible por el tamaño de nuestra economía, provocaría un impacto psicológico tremendamente negativo sobre la Eurozona hasta el extremo de poner en riesgo la supervivencia del euro. Por lo tanto, Madrid está en buenas condiciones para conseguir un rescate discreto y limitado, que enfatice la solidez de los fundamentos económicos españoles a la vez que resuelve el principal problema que aún tiene completamente abierto este país para despegar tras el colosal ajuste: la falta de credibilidad del sistema financiero.

Realmente, la anticipación del ajuste a este fin de semana permite a la Zona Euro afrontar las elecciones griegas con más serenidad –no hay que perder de vista que Grecia representa sólo el 1,9% del PIB de los Diecisiete miembros del euro- y acudir al decisivo consejo europeo de finales de mes con los deberes hechos y con más capacidad para exigir de los países centrales de la UE medidas fuertes que faciliten el acceso de los países periféricos a los mercados de capitales en condiciones soportables.