Salvemos la Bahía
Actualizado: GuardarAyer por la tarde una gran manifestación recorría la ciudad. Se exigía a los que nos gobiernan que sigan apostando por nuestra maltrecha Bahía, se gritó que es preciso adecuar y atraer nuevos modelos de negocio, de economía, y por supuesto nuevas maneras de entender que aunque el futuro puede estar por hacer, la toma de decisiones no se puede hacer esperar.
Seguramente ya conozca las cifras y sepa que en pocos años hemos pasado de los 60.000 empleos, entre directos e indirectos, a tener poco más de 20.000 personas empleadas por el sector industrial. Somos demasiados los que entendemos y defendemos que otra Bahía es posible, no sé si competitiva o no, pero desde luego sí una Bahía de progreso. Algo no funciona es evidente, más allá de los sinvergüenzas y de Dávila Ouviña hay algo que subyace, una realidad soterrada más perversa y preocupante que la acción del fraude y del mangante foráneo o de casa.
A mediados de los años ochenta del pasado siglo, un estudio y ante la reconversión del sector naval, ya hablaba de la necesidad crucial de apostar por la investigación con objeto de lograr un mayor nivel tecnológico y con el fin de buscar una mayor competitividad. Más de treinta años después y tras sucesivos planes de reflotación llamados de mil y una manera, la realidad vuelve a ser dramática.
Quizá la solución, y pesé a haber hecho cierta apuesta por la innovación y por modernizar esas maneras de hacer, pase necesariamente por un cambio de mentalidad. Ese cambio ya lo han hecho algunas pequeñas y medianas empresas, y sobre todo y esencialmente, muchos de los emprendedores que trabajan día a día desde aquí.
No podemos dejar morir a la fábrica de los barcos, de alentar a la de los aviones o de llorar a la de la automoción y tampoco podemos gritar como la ministra Báñez un ¡Viva a la Virgen del Rocío! a espera de ese capotazo divino, pero quizá si podamos y de una vez, trabajar con nuestras aptitudes y nuestras propias herramientas por todas las Bahías, sin dejar de exigir, eso sí, a los que toca y cuando toca.