opinión

Como un Quijote

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Otra cosa no, pero valentía sí que le está echando el entrenador del Cádiz a esta recta final de la temporada. Jose González está más solo que nunca ante el peligro pero no por ello lo está evitando, todo lo contrario. Lo afronta con el ardor de un guerrero y lo cita con el temple de un torero. Porque si no hay ascenso, de aquí se irá hasta el tato, comenzando por Pina y sus adláteres y acabando en los jugadores. Pero él se quedará porque está en su casa. Y lo hará con el agrio sabor de la derrota. Y se quedará a los pies de los caballos. Pese a ello, el técnico gaditano no ha rebajado un ápice su discurso frontal y peleón. Como un Quijote, Jose se ha liado la manta a la cabeza y lejos de sortear a los molinos, los ha embestido cada vez que ha podido, cada vez que los ha visto.

De nada sirvió la llamada a la paz que se hizo en el entorno una vez comenzó a prepararse el primer ‘play off’ ante el Castilla. La bandera blanca duró levantada muy poquito. Como un ‘quijote del sur’, Jose se encerró en su cuartel junto a sus chicos para preparar una batalla que desencadenaría una nueva guerra. Todo se empezó a torcerse con el 0-3 ante el filial blanco y después de un planteamiento timorato. El fuego del 5-1 en Valdebebas terminó de incendiar a las masas. Pero lejos de agachar la cabeza, llamar a la unidad y reclutar de nuevo a los cadistas cabreados, le dio por seguir en sus trece. Sir ir más lejos, la semana pasada sacó la horca a relucir para decir que algunos están preparándola, pero les emplazó a guardarla hasta el 24 de junio. Pero su valentía algunas veces se confunde con la soberbia y nada le importó el 8-1 al que fue sometido con tal de citar a sus adversarios en una posible fiesta del ascenso. Sería un calentón porque un día después evitó la confrontación. Pero sus palabras afloraron la venganza del soldado. Y ojalá que veamos como ajusticia a todos los infieles. Sería la señal inequívoca de un ascenso. El despertar de una pesadilla.