análisis

El gran reencuentro ruso-chino

La reunión del 'Grupo de Shanghai' confirma el acercamiento coincidiendo con el despliegue americano en el Pacífico y la gira del Secretario Panetta

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Vivir para ver. ¿Quién habría imaginado que un Secretario de Defensa norteamericano visitaría con toda cordialidad Vietnam para sentar las bases de eventuales acuerdos de seguridad y cooperación militar? El jefe del Pentágono, Leon Panetta, pasaba revista risueño a las tropas que el lunes le rendían los honores de ordenanza en Saigón…

Un lector de cierta edad o muy bien informado no se sorprenderá: Vietnam ha resistido a lo largo de la historia la poderosa vecindad china, culturalmente tendente al desbordamiento, hubo graves incidentes fronterizos y, sobre todo, China no dio un cartucho a la resistencia que venció en la guerra contra los Estados Unidos. Ese esfuerzo lo financió por completo la Unión Soviética.

Lo dicho confirma la acreditada tesis de que la política exterior y de seguridad nacional de un país tiende a ser estable y prolongada en el tiempo y hace relativamente adjetivos los regímenes políticos. Eso vale igualmente para Rusia y explica de sobra que a Vladimir Putin se le describa como un nuevo Zar (él, que hizo su carrera en el KGB soviético)… Es seguro que le molesta poco.

El 'Grupo de Shanghai'

La actitud norteamericana es por completo coherente con la aceptada tesis de que el gran eje económico y estratégico del planeta se traslada al Pacífico. Los hombres de negocios lo saben mejor que nadie y en Washington particularmente. Solo unas horas antes de que el Secretario Panetta iniciara su viaje se hizo saber allí que en los próximos años lo esencial del gran poder aeronaval norteamericano será desplegado íntegramente en aguas asiáticas. Esto cuando China está a punto de botar su primer portaviones, dispone de misiles tierra-mar que son la pesadilla de la VII Flota y casi con seguridad de un prototipo de caza-bombardero furtivo…

Si en este dibujo se inserta de modo más anecdótico, aunque con gran resonancia mediática, el conflicto sirio es utilizado para explicitar el reencuentro ruso-chino y para negarse a cooperar para poner fin al régimen de Damasco. Rusia tiene un volcánico patio trasero musulmán en el Cáucaso y China un Turkestán (nombre técnico oficial: Sinkiang) y un Tibet sobre los que rehúsan toda injerencia extranjera.

Todo esto latía en la apertura del llamado “Grupo de Shanghai”, la instancia que reúne a los dos grandes más sus vecinos Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán y un par de “observadores”, Mongolia y Pakistán). El conflicto sirio sobrevoló la reunión pero, era, pese a su relevancia, secundario: en Pekín se trató de enviar una potente señal a Washington de que sus reconocidas aspiraciones a la hegemonía en la vasta región Asia-Pacífico, encontrarán la oposición del Grupo, es decir, del renovado eje Moscú-Pekín. Y esto pese a la reiteración de que el Grupo no es una alianza militar…

El calendario en Afganistán

Técnicamente, la sesión estuvo concentrada en los asuntos regionales y entre ellos el de Afganistán, que se acerca al momento de la evacuación occidental, prevista y reconfirmada para el fin de 2014, aunque varios países ya han retirado sus tropas y una de peso, Francia, la ha adelantado en un año (decisión sugerida por Sarkozy y asumida y aplicada por Hollande).

Los cuatro países mencionados – que han cooperado con el trasiego occidental hacia el país porque obtienen buenos dividendos y porque tampoco quieren el triunfo talibán – seguirán dando su concurso ahora y la OTAN hizo saber el domingo que ya ha alcanzado arreglos con todos ellos y que dispondrá de una red de rutas seguras para el transporte del equipo, que tomará meses. Ha trascendido también que hasta un aeropuerto ruso, el de Vostochny, en un remoto confín a mil kilómetros al este de Moscú, podría ser utilizado.

Todo esto mientras el gobierno paquistaní mantiene cerrada la crucial ruta por tierra hacia Karachi, la más barata y conocida, como protesta por los ataques de aviones no tripulados en su suelo y sin su conocimiento. Leon Panetta dijo hoy en Kabul que la paciencia norteamericana con Pakistán está al límite… y si todo sigue así no sería imposible que, definitivamente, en Islamabad se produzca el definitivo alineamiento con Pekín, su viejo protector frente al común adversario, la India y, por tanto, una revisión completa del statu quo regional.

Todo eso es lo que ha hecho relevante la sesión del Grupo de Shanghai, que se perfila como la gran herramienta asiática de la reencontrada coordinación ruso-china.