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La canciller alemana, Angela Merkel, en una reunión con sus ministros a 70 kilómetros de Berlín. :: TOBIAS SCHWARZ / REUTERS
Economia

El G-7 se implica en la crisis bancaria española y exige actuar a la Eurozona

Estados Unidos y Japón presionan a sus socios europeos para que resuelvan una situación que amenaza la estabilidad mundial

IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

Los integrantes del G-7 elevaron ayer la presión sobre sus socios europeos para que atajen las dudas extendidas a escala mundial por la crisis bancaria española. Comandado por EE UU, el grupo de países más industrializados celebró una cumbre telefónica de urgencia con España y Grecia como máximas preocupaciones. El bloque acordó colaborar «estrechamente» para supervisar una situación que lastra la recuperación global, pero insistió en que los integrantes de la zona euro deben actuar con celeridad. «Los europeos se han comprometido a solventar los problemas, incluido el de España, con responsabilidad», constató tras la cita Jun Azumi, ministro de Finanzas japonés.

El encuentro reunió a los titulares de Economía de EE UU, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Los gobernadores de los respectivos bancos centrales también participaron en las discusiones, que evidencian la creciente ansiedad internacional por la incapacidad de Europa para cerrar una crisis que arrastra desde hace más de dos años. El eje de la cita fue el estado de la banca española, cuestión que amenaza con forzar al Gobierno de Mariano Rajoy a pedir auxilio al fondo de rescate comunitario. Esta hipótesis, que ayer volvió a ser rechazada por la Comisión, podría provocar un cataclismo en los mercados de consecuencias difíciles de prever.

El ministro de Finanzas nipón explicó que el G-7 había decidido coordinar esfuerzos para acabar con la última espiral de incertidumbre generada en la Eurozona. El pacto, del que no trascendieron detalles concretos, se fraguó después de que los socios de la moneda única prometieran «acelerar» las medidas necesarias para disipar las dudas. «Les hemos pedido que den un paso detrás de otro no solo para sentirnos aliviados nosotros, sino para frenar la ansiedad de los mercados», indicó Azumi. Su país es uno de los más perjudicados por la crisis europea. El yen no deja de revalorizarse como divisa refugio para los inversores, tendencia alcista que mina su potente motor exportador.

EE UU también presiona cada vez con mayor intensidad. Con las elecciones presidenciales de noviembre casi a la vuelta de la esquina, Obama teme que nuevas convulsiones en Europa acaben arruinando la incipiente recuperación de su país. El líder demócrata ha vuelto a exhibir estos días su impaciencia con la UE al lamentar que no se tomen las decisiones necesarias para neutralizar «la nube que viene desde el Atlántico». Tras su reciente visita a Washington, Soraya Sáenz de Santamaría desveló que el secretario del Tesoro respaldaba a España en su pulso por lograr fondos europeos para recapitalizar la banca sin que esta ayuda lleve asociada la intervención automática. La Comisión también se sumó el lunes a las tesis españolas, decisión que empezó a relajar la prima de riesgo desde máximos solo vistos con países rescatados. Ayer, la tendencia se mantuvo, aunque el diferencial con el bono alemán sigue en zona roja con 510 puntos. Bruselas insistió en que «a día de hoy no hay motivo para pensar en el rescate». Incluso, remarcó que las reformas empiezan a devolver la credibilidad al país. «Es un trabajo de hormiga, de día a día. La confianza debería regresar gradualmente», auguró el portavoz de Economía.

Obsesión alemana

La opción de apostar por inyecciones directas en las entidades españolas sobrevoló la conferencia del G-7, pero no se apreciaron indicios de que EE UU presionara en esta dirección. Sin embargo, según el 'Financial Times', sí que se analizaron en detalle las necesidades de las entidades en una posición más vulnerable. Ante la gravedad de la situación, el bloque de países más industrializados acordó «supervisar estrechamente los acontecimientos» de cara a la cumbre de presidentes del G-20. Este encuentro, que se celebrará los próximos días 18 y 19 en México, podría arrojar resultados más concretos para la zona euro, aunque no se descarta la crítica frontal a Alemania por su obsesión con la austeridad.

Washington mostró durante la cita telefónica un especial interés por el avance de las negociaciones para refundar la zona euro, el gran plan de la UE para convencer a los mercados del carácter irreversible de su moneda. El Gobierno norteamericano aseguró que los ministros pasaron revista a los esfuerzos para profundizar en «la unión fiscal y financiera».