Cadena perpetua para Mubarak
La justicia de Egipto condena al antiguo 'rais' y al extitular de Interior a penas de cárcel, pero sus hijos y otros cargos consiguen la absolución
EL CAIRO.Actualizado:En uno de sus últimos discursos públicos, cuando la revolución ya se había desbordado, Hosni Mubarak prometió que él moriría en Egipto, que jamás se marcharía. Lo que no esperaba el 'rais' es que esos últimos años los pasaría en la cárcel, como ayer dictaminó el juez que lo condenó a cadena perpetua por conspirar para el asesinato de cientos de manifestantes. La histórica sentencia, que convierte a Mubarak en el primer jefe de Estado árabe en ser juzgado por su pueblo, ha sido recibida en Egipto, sin embargo, con furia por parte de los familiares de las víctimas, ya que deja la matanza sin responsables.
De los once acusados en el juicio, solo dos, Mubarak y el denostado exministro del Interior, Habib el-Adli, han sido condenados, ambos a pasar el resto de su vida en la cárcel. Todos los demás, entre ellos los dos hijos del dictador, Gamal y Alaa, que estaban acusados de corrupción, el empresario Husein Salem y seis altos cargos de la seguridad del Estado han sido absueltos.
Mubarak pasó ayer su primera noche en la prisión de Tora, adonde llegó entre lágrimas. En el mismo helicóptero que lo transportó desde la Academia de Policía -donde se ha celebrado el juicio- hasta el presidio, el exmandatario volvió a sufrir una crisis cardíaca, la enésima que padece el dictador de 84 años desde que fuera detenido hace 14 meses. Hasta ayer, el antiguo 'rais' ha permanecido ingresado en un lujoso hospital del Ejército.
La sentencia pone fin a un complicado y caótico juicio que se inició el pasado 3 de agosto, y «manda un contundente mensaje a los próximos presidentes para que la historia no se repita: el pueblo os está vigilando», reconoció a este diario el juez Amir Ramzy. Pero el veredicto también pone de manifiesto las carencias de un juicio donde la misma parte acusada, que representa al aparato de seguridad, ha sido la encargada de recabar las pruebas para la inculpación. «La falta de evidencias es la que finalmente ha llevado a la absolución de la mayoría de los acusados», aseguró Ramzy.
El tribunal liderado por el juez Ahmed Refat, que ayer inició su intervención con una defensa de la revolución y que describió los 30 años de gobierno de Mubarak como una «oscura pesadilla» de la que los egipcios consiguieron despertar, ha condenado a Mubarak y a El-Adli por no intervenir para frenar el asesinato de manifestantes. Sin embargo, el juez considera que no se ha podido probar que ellos mismos ordenaran la matanza durante la revolución.
Rabia
A las puertas del tribunal, donde en un primer momento estalló el júbilo entre las decenas de familiares de víctimas y activistas que se habían acercado para seguir el juicio, la alegría se tornó rápidamente en rabia al conocer que la mayoría de los acusados eran considerados no culpables. «Mi felicidad no está completa, porque hoy hemos podido comprobar que el sistema sigue en pie», señalaba Samir Saadum. De su cuello colgaba una fotografía de su hijo Ibrahim, que murió el tercer día de la revolución. «Tenía 20 años y mi único consuelo hoy había sido la muerte del dictador», reconocía este padre desconsolado.
Los abogados de Mubarak ya han confirmado que piensan recurrir la sentencia, y algunos expertos opinan que el juicio podría prolongarse durante años. «Han querido engañar a los egipcios con la cadena perpetua, pero lo cierto es que tanto Mubarak como El-Adli ya son mayores y les quedan probablemente pocos años de vida.
Los más jóvenes van a ir todos a la calle», reconocía Methat al-Mursi uno de los abogados de la acusación particular. Su hijo Mohamed perdió un ojo durante la revolución, y el letrado considera que no se le ha hecho justicia. «Los cabecillas del régimen han caído, pero aún queda mucho por hacer y por purgar. El espíritu del antiguo régimen aún pervive y contra eso es contra lo que tenemos que luchar», señaló mostrando el enfado de miles de egipcios.