La hispanofobia de Cristina Fernández
La presidenta argentina no pierde ocasión de criticar a España mientras se enfrenta a Brasil y se agudiza el 'corralito verde'
MADRIDActualizado:Cristina Fernández de Kirchner no deja pasar una ocasión en la que pueda meter un dedo en el ojo a España. El arranque fue la nacionalización de YPF, la filial argentina de Repsol, pero el enconamiento mantiene una línea de continuidad que lo ha convertido en uno de los temas favoritos de la mandataria para encandilar a su auditorio.
Cuando España respondió con la prohibición de la compra de biodiesel argentino, la mandataria rehusó denunciarlo ante la Organización Mundial del Comercio (OMC): "No diremos que nos están cerrando las exportaciones, no habrá diatribas, no somos así, somos gentes de trabajo". Muy displicente comentó: "pues lo tendrán que pagar más caro".
Sin embargo, días después debió reflexionar sobre las 400.000 toneladas anuales que no venderá a España por unos 700 millones de euros. Finalmente Argentina expresó su "gran preocupación" a la UE y acusó a España de violar la normativa de la OMC. Curiosa acusación si se tiene en cuenta que 40 países, entre ellos los de la UE, EE UU y México, han denunciado a la OMC que Buenos Aires aplica un sistema de licencias no automáticas y otras barreras contrarias al comercio internacional.
Tras el biodiesel, vino el veto al jamón español y esta semana el último capítulo: las gracietas contra Rodrigo Rato a quien bautizó como 'David Rato'. El lapsus fue reiterado ya que la presidenta apeló en varias ocasiones al contrincante de Goliat en la lucha bíblica. Al expresidente de Bankia le echó en cara cómo había "fundido" un banco, después de que en su etapa al frente del FMI lanzara "memorables y furibundas críticas" contra a Argentina y su modelo de crecimiento.
Cristina Fernández se parece cada día más al Hugo Chávez de 'Aló presidente'. En vez de los Consejos de ministros, que rara vez convoca, la 'señora' disfruta y se recrea ante auditorios adictos y entregados donde despliega las dotes de su personal simpatía y compadreo. Entre los múltiples vídeos que circulan por la red con sus 'actuaciones', el grabado durante su reciente visita a Angola es antológico.
Problemas
Pero los ataques a España y ese estilo dicharachero de dirigirse al personal, no han logrado reducir estos días dos grandes problemas, muy sintomáticos de las carencias de su política económica. El primero, el enfrentamiento con el gigante brasileño, mucho más temible que la lejana madre patria. Sn previo aviso, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, frenó en seco la entrada en el país de numerosos productos argentinos. Ese día la frontera se cerró al paso de los camiones argentinos cargados de frutas, vinos, harina y otros productos alimentarios. Una represalia en toda regla a las trabas que el Gobierno argentino impuso a la entrada de coches, piezas de recambio y maquinaría agrícola procedentes de Brasil.
El segundo problema que ha comenzado a sentirse de forma crítica estos últimos días ha sido la restricción aprobada el pasado octubre por el Ejecutivo de Cristina Fernández para la adquisición de dólares con objeto de evitar la fuga de divisas, lo que se ha llamado ya ‘el corralito verde’. La compra de la divisa verde estadounidense por la población en bancos y casa de cambio se ha ido cerrando cada vez más hasta crear serias complicaciones cotidianas en un país en el que el dólar funciona como una moneda paralela.
La prensa argentina, tan hostigada por la presidenta, ha señalado una contradicción escandalosa: mientras el Gobierno hace y predica una política contra el acaparamiento de dólares, buena parte de sus ministros tienen sus ahorros en dólares, según reveló el diario 'La Nación' al comprobar sus últimas declaraciones juradas. Una contradicción que define bien al actual Ejecutivo.