El Rey reaparece entre aplausos
El monarca preside un Día de las Fuerzas Armadas marcado por la austeridad
VALLADOLID.Actualizado:La capital castellano y leonesa recibió ayer con vivas y aplausos a los Reyes y a los Príncipes de Asturias en el primer acto público que don Juan Carlos protagoniza después de ser operado de la cadera como consecuencia de las lesiones que sufrió, el pasado 13 abril, durante un safari en Botsuana. Su participación en el Día de las Fuerzas Armadas, ayudado en algunos momentos por una muleta, fue también el primer contacto directo el monarca tuvo con los ciudadanos después de que zanjase con una sincera disculpa la polémica desatada por su participación en la citada cacería.
Don Juan Carlos y su familia fueron recibidos al mediodía en la plaza Mayor, lugar donde se deasarrolló el acto central, por Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León; el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el almirante jefe del Estado Mayor de la Defensa, Fernando García Sánchez, y por el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva.
El monarca descendió del coche apoyado en una muleta y se dirigió lentamente a la tribuna presidencial entre aplausos de las aproximadamente 3.000 personas que se encontraban en la plaza. El Rey, pese a disponer de una silla a su espalda, soportó de pie los 50 minutos de la ceremonia, que no obstante el Ministerio de Defensa aligeró de duración con respecto a la de otros años. El gesto demostró que don Juan Carlos está en fase de franca recuperación, como él mismo hizo ver a los periodistas con una broma durante la recepción que minutos después se celebró en el palacio real de San Pablo. «A ver si aguantabais vosotros», comentó entre risas.
A la menor duración contribuyó también el recorte presupuestario de este año, que redujo el número de unidades militares en el acto de Homenaje a la Bandera. De los 1,3 millones de euros que se gastaron en el 2011 en Málaga a los apenas 200.000 euros de la capital vallisoletana. Se notó en la presencia militar y equipamientos. En la plaza Mayor formaron menos de un millar de mandos y tropa del Ejército de Tierra, del Aire, la Armada y la Guardia Civil. A ellos se unió un escuadrón de la Guardia Real, con lanceros y banda de clarines y timbales, que entraron por la calle peatonal de Santiago.
Homenaje a los Caídos
El momento de mayor expectación para el público fue el descenso de dos paracaidistas de la Patrulla Acrobática del Ejército del Aire (Papea), que aterrizaron frente a la tribuna portando la bandera nacional, que posteriormente fue izada junto a la estatua del Conde Ansúrez por seis cabos Primeros. De 39 metros cuadrados y 15 kilos de peso, la enseña fue desplegada bajo los acordes del himno nacional.
Sin duda, la ceremonia de recuerdo al personal de las Fuerzas Armadas fallecido el pasado año en acciones militares o en el desempeño de sus funciones profesionales fue lo más emotivo.
Doce familiares de los catorce militares que fueron recordados se acercaron hasta el mástil donde se depositó la corona de laurel en su honor mientras sonaban las notas de 'La muerte no es el final'. Tres de los fallecidos lo fueron en la misión internacional en Afganistán. También se recordó a los militares presentes en el Líbano y a los de la Armada en su lucha contra la piratería en el mar Índico.
El público rompió en aplausos en el momento que los siete aviones de la patrulla Águila sobrevolaron el coso vallisoletano derramando en el cielo chorros con los colores rojo y amarillo de la bandera nacional. Los actos fueron coordinados por el general Aurelio Quintanilla, jefe de la IV Subinspección del Ejército, y por el coronel Ponce de León, jefe del regimiento Farnesio número 12, con sede en Santovenia.