«Vi a todos los miembros de mi familia con tiros en la cabeza»
EL CAIRO.Actualizado:La descarnada violencia que sufrió la ciudad de Hula adquirió rostro humano ayer con los testimonios recopilados por la ONG Human Rights Watch sobre la matanza perpetrada por fuerzas leales al presidente sirio, Bashar el-Asad. Familias enteras asesinadas, niños huérfanos, adolescentes que presenciaron la muerte de sus amigos, ancianos que han perdido a todos sus seres queridos conforman el relato de una masacre que costó la vida a 116 personas y ha horrorizado de nuevo a la comunidad internacional.
Intensos bombardeos en la región fueron el preludio de una ofensiva que acabó con el asalto de las tropas del régimen, casa por casa. Los ataques -que se iniciaron durante la tarde del pasado viernes y se extendieron hasta la madrugada del sábado- se produjeron después de que grupos armados de la oposición atacaran al Ejército por abrir fuego contra una manifestación que se desarrolló en el lugar. Así lo narraron los testigos, que coincidieron en que los responsables de la masacre vestían uniformes militares, pero no pudieron distinguir si se trataba de soldados o miembros de las temidas milicias progubernamentales denominadas 'shabiha'.
«Estaba sola en una habitación cuando escuché a un hombre gritándole a mi familia. Me escondí detrás de la puerta y vi a otros dos. Llevaban ropa militar», afirma una anciana que estaba en su casa junto a sus tres nietos, tres hijas, su nuera, su cuñada y un primo. Minutos después, oyó los gritos de sus allegados y los llantos de los niños. «Me tiré al suelo e intenté arrastrarme para ver qué pasaba. Escuché varios disparos y entonces vi a todos los miembros de mi familia muertos. Tenían tiros en el cuerpo y la cabeza», asegura.
Nuevas víctimas
Los disparos pusieron en alerta a los vecinos. Uno de ellos, un niño de 8 años, recuerda que su madre lo escondió en el establo, desde donde presenció la muerte de su amigo Shafiq, de 13 años: «Un hombre con uniforme militar lo agarró y lo llevó hasta la esquina de una casa. Le disparó en la cabeza. Su madre y su hermana mayor salieron a la calle y comenzaron a gritar. El mismo hombre las mató».
El sangriento ataque en Hula no ha detenido, sin embargo, la maquinaria represora de El-Asad. Según la oposición, al menos 35 personas perdieron la vida ayer en la periferia de Damasco y otros 87 fallecieron el domingo en la ciudad de Hama.