El pleonasmo de moda

Todos los pleonasmos son tontos. Algunos, insoportables. Llevábamos tiempo sin escuchar a Zapatero y, por tanto, sin aguantar lo de «falso de toda falsedad». Lo dijo cuando lo acusaron de haber mandado detener a Isabel Pantoja por una visita previa a la comisaría de Málaga. Eso fue en 2006. Luego Rajoy lo acusó de no cumplir las previsiones de ingresos. Fue en 2011. Y otra vez soltó que era «falso de toda falsedad». Ese pleonasmo de mendrugos se popularizó en la clase política colombiana y era fácil escuchárselo a Santos, a Uribe y al último funcionario. Con lo que es el castellano en Colombia. La última artista invitada dando el 'pleonasmazo' ha sido Esperanza Aguirre en su Twitter el 23 de mayo: «Es falsa de toda falsedad la conversación q reproduce Arcadi Espada. No llamé a nadie del programa de Herrera». De la q podemos hablar otro día. Al pleonasmo le pasa como al colesterol. Lo hay bueno y malo. Este es del calibre del «sí o sí».