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Alonso coge la batuta

El mundial conoce a su sexto ganador en seis carreras en una prueba en la que los cuatro primeros finalizaron a menos de un segundo Es el líder del Mundial gracias a la regularidad y al tercer puesto en Mónaco en la victoria de Webber

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De forma imprevista y después de una carrera emocionante, Fernando Alonso ha cogido el maillot amarillo de este certamen por capítulos del Mundial de Fórmula 1. Mónaco regaló un gran premio sin codificar. Entraron seis coches cogidos de la mano en la línea de meta al mando del sexto ganador en seis carreras. Así de apretado está el campeonato. Mark Webber relanzó a Red Bull y se impuso en el Principado en una prueba ajustadísima que deparó un desenlace extremo. Cuatro pilotos en un sprint ciclista separados por apenas un segundo. Esa igualdad mantuvo el pulso alto durante toda la carrera. Fernando Alonso concluyó en el podio, tercero, y lo celebró con un entusiasmo desbordante porque el asunto tiene otra consecuencia: es líder del Mundial en solitario al desempatar con Vettel. Tiene dos puntos más que el actual campeón del mundo. Ver para creer tal y como empezó la temporada para la escudería Ferrari.

Ha funcionado el poderío financiero de Ferrari y los resultados saltan a la vista. Los coches rojos sufrían en los albores del curso para penetrar en la frontera de los diez mejores los sábados y en la sexta pestaña del calendario, con tiempo para lograr más rectificaciones, ya están cerca de la 'pole' y discuten por las victorias.

Ferrari necesita calibrar sus experimentos en las probetas con el empirismo que otorgan los entrenamientos. Si no se prueban en la pista las ideas de los laboratorios, el asunto no avanza. Y para explicar este viraje en positivo fueron cruciales las tres jornadas de preparación que tuvieron todos los equipos en el circuito de Mugello hace unas semanas. Allí la maquinaria roja pudo verificar que todo marchaba por su cauce: los datos del túnel del viento se trasladaban a la perfección en el asfalto a la tabla de tiempos.

Por ahí se entiende el ascenso de los bólidos del 'cavallino' en Mónaco, que tuvieron su anticipo en Montmeló. El medio de transporte carbura y en las manos de Alonso adquiere valor. El asturiano conduce firme en este tramo de su vida, con la calculadora en la mano y el objetivo en noviembre antes que en los triunfos parciales. Quiere ganar el Tour, no las etapas.

Se lanzó la carrera en Mónaco y se ordenó el puzzle en las primeras curvas. Grosjean salió despedido después de un toque con Michael Schumacher, y todo el mundo ganó una posición a partir del tercer puesto porque el francés abandonó. Webber, Rosberg, Hamilton y Alonso comenzaron a consumir kilómetros en escalonada disposición hasta que llegaron las paradas en los garajes.

Falta de ambición

Alonso movió una ficha. Desplazó a Hamilton y se encaramó a la tercera plaza en una decisión del garaje en Ferrari que pudo se más ambiciosa. El asturiano estaba marcando vueltas a toda mecha y podía apurar la ventaja. Pero, como en las demás estancias, cundió la táctica conservadora ante el temor de que murieran los neumáticos de una curva a otra. Mientras Sebastian Vettel desmintió todas las teorías sobre los neumáticos Pirelli y sus circunstancias al situarse primero sin parar su Red Bull. La baja temperatura ambiente, casi frío en Mónaco, favoreció la longevidad de su calzado. Todos los pilotos contrincantes pasaron por el box para el preceptivo cambio de ruedas, menos el alemán, que estuvo 45 vueltas en pista con las gomas de color amarillo, las duras en Mónaco.

Cuando Vettel ya no pudo más, la carrera volvió a concentrarse en un pañuelo: Webber, Rosberg, Alonso, Vettel y Hamilton. La fina lluvia que comenzó a caer en Mónaco, tan escasa que ni siquiera motivó el cambio a los compuestos intermedios, no modificó el paisaje porque todos jugaron cautos para mantener los puntos que habían conseguido con esfuerzo y estrategia.

Con la película de agua escasa, nadie se atrevió a asumir riesgos. Bastante tenían los pilotos con mantener la estabilidad del coche por la trazada correcta. Rosberg no atacó a Webber, ni Vettel amenazó a Alonso, ni Massa protagonizó un nuevo duelo de OK Corral con Hamilton. Todos permanecieron agazapados, eso sí, para clavar la daga al que fallara. Nadie lo hizo. Webber fue el sexto ganador en seis carreras, algo inédito hasta ahora en la F-1, y Alonso saborea feliz su liderato.