Un problema incluso en años de bonanza
MADRID.Actualizado:El 6 de diciembre de 1990 España entraba de forma oficial en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), comprometiendose, como los otros 193 países miembros, a «asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar».
Naturalmente, el panorama de la infancia varía mucho de unos países a otros y afortunadamente las cifras dramáticas están lejos de la realidad española. Es más, tras más de dos décadas de la ratificación se han producido grandes avances en la aplicación de los derechos de los niños. Sin embargo, a día de hoy España sigue teniendo unos niveles altos de pobreza infantil, que han aumentado de forma escalonada en como consecuencia de los cambios socioeconómicos.
Así, en 2001, uno de cada cuatro niños en España (25%) vivía en un hogar cuyas rentas estaban por debajo del nivel considerado de riesgo de pobreza. Este dato situaba al país en el cuarto puesto de la UE con mayor tasa de pobreza infantil, junto con Italia y Portugal.
Dos años más tarde, y con España en plena bonanza económica, la tasa descendió hasta el 19%, dato correlativo a la media europea, dejando atrás a países de su entorno como Italia (26%) o Grecia y Portugal (23%). Sin embargo, en 2004 volvió a subir hasta el 24%, un dato que se mantuvo estable durante seis años, hasta que la persistencia de la crisis la disparó hasta el 26% actual.
Diversas investigaciones señalan que resulta mucho más probable que los niños que crezcan en familias pobres perciban salarios bajos, se vean afectados por el desempleo y padezcan problemas de salud en su vida adulta y que, además, transmitan a sus propios hijos tal escasez de oportunidades.