La tecnología vence a la nostalgia
Internet hace posible tomarse un genuino Cola Cao en Copenhage, un salchichón en Berlín o una bolsa de pipas Facundo en Manchester
Madrid Actualizado: GuardarLa crisis económica ha devuelto a los españoles a la senda de la emigración. Miles de personas buscan fuera lo que no encuentran aquí: un trabajo que les permita vivir dignamente. Según los últimos datos del Censo de Residentes en el Extranjero, más de 1,5 millones de nacionales vive fuera de España, un número que se ha visto incrementado en un 15% solo en los últimos dos años. El perfil medio del emigrante español es el de un joven universitario, con idiomas, entre los 32 y 36 años, un 52% de hombres frente a un 48 % de mujeres; que va a desempeñar trabajos de alta cualificación y remuneración elevada para los estándares españoles.
Cambiar de país, de costumbres, idioma y forma de vida nunca resulta sencillo. Sin embargo tampoco ahora aparenta ser tan doloroso como hace apenas unas décadas. En los años 50 y 60 traspasar las fronteras suponía en muchos casos romper definitivamente con la vida anterior, con la que apenas se mantenía un hilo de unión a través de las líneas de unas cartas con los familiares. Pero el ‘exilio’ se ve ahora en parte dulcificado por las nuevas tecnologías. Contactos permanentes a través de correos electrónicos o redes sociales, videoconferencias, gestiones inmediatas y, por qué no, hasta la comida de toda la vida: ‘la de mamá’.
Desafiando a la crisis un grupo de emprendedores encabezado por Alejandro Casanova ha puesto en marcha una iniciativa innovadora: llevar la gastronomía de siempre hasta la puerta de casa de aquellos que se han visto forzados a marcharse. A través de la web www.mamamandame.com, el usuario puede mediante un sencillo proceso adquirir packs de los productos españoles más queridos: Jamón Serrano, salchichón, aceite de oliva, latas de fabada, salsa brava, Cola Cao, banderillas, bolsas de pipas Facundo, galletas Chiquilín... Y es que la gastronomía es de lo que más se echa en falta cuando se está lejos de casa. “La idea es llevar estos productos hasta las manos de nuestros clientes en el extranjero de una manera sencilla, rápida y barata”, explica Casanova. Él mismo ha vivido muchos años lejos de España y por eso habla en primera persona cuando se refiere a la nostalgia que se padece alejado del hogar: “Cuando estás fuera te refugias y consuelas en lo que te recuerda a casa. Es ver a otro español o algún producto del país y sentirse bien. A los emigrantes les encanta, por ejemplo, quedar para disfrutar juntos de cosas que a lo mejor en España ni verían por la tele, como Eurovisión o un partido de waterpolo de la selección”.
Packs
La web vende sus productos incluidos en packs –seleccionados por precio o temática-, que, posteriormente, son enviados por mensajería para que lleguen al domicilio del destinatario en un plazo máximo de cinco días. Estas cestas tienen un objetivo concreto: “Ofrecer paquetes específicos de temporada o propuestas concretas relacionadas con algún tipo de evento”. Así, por ejemplo, se puede adquirir el ‘pack Podemos’-con bandera, gorra y pañuelos incluidos- para ver los partidos de la Eurocopa de la selección junto a otros españoles o el ‘pack San Fermín’, destinado a que los aficionados a la gran fiesta pamplonica puedan seguirla ataviados con ‘txapela’ a miles de kilómetros de distancia. E, inevitablemente, no puede faltar el ‘pack Erasmus’ especialmente diseñado para los atribulados estudiantes universitarios que disfrutan de una de estas becas europeas.
Otra posibilidad de acercarse a España, al menos a través del paladar, es por medio de los productos conocidos como ‘Quinta Gama’ o, lo que es lo mismo, la tecnología aplicada a la cocina. Platos tradicionales –“que uno solo comería en su casa”- elaborados en unas condiciones específicas para su transporte y que pueden ser consumidos tras ser calentados al horno o al microondas. Ejemplos de ellos son chipirones en su tinta, carrillera de ternera, alubias con rabo de toro o bacalao al ajo arriero.
Según Casanova, no se trata de vender una serie de alimentos “sino de crear un vínculo entre la persona que se encuentra desplazada y su lugar de origen”. “Nuestro objetivo –añade- es huir lo más posible del concepto de transportadores de productos para pasar a ser un facilitador de experiencias”.
En una situación como la actual lanzarse a cualquier negocio requiere de un temple especial y un importante grado de osadía. “Emprender ahora significa tener un valor tremendo. Da la sensación de que somos los raros”, concluye Casanova, no antes de destacar un último punto: “Internet, el diseño y sobre todo la profesionalidad y las ganas de emprender vencen cualquier nostalgia y distancia”.