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Editorial

Bankia al desnudo

El rescate público es de tal cuantía que escora las cuentas del Estado e introduce condiciones inéditas de competencia

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Los casi 19.000 millones de euros que los nuevos gestores de Bankia han solicitado del Estado como ayuda adicional para asegurar su viabilidad representan la confirmación de que su destino deberá seguir en manos públicas durante más tiempo del previsto inicialmente. El Gobierno expresó por boca del ministro De Guindos su disposición a conceder a Bankia la cuantía que precisase para salir a flote, de tal modo que su compromiso limita las posibilidades del FROB para responder con un monto inferior al solicitado por Goirigolzarri, aunque supere las previsiones que Economía manejaba para el conjunto del sector. La resuelta actitud del Ejecutivo Rajoy encuentra su explicación en la posición sistémica que la entidad nacionalizada ocupa en el panorama financiero español y en la resistencia a aceptar la intervención europea sobre el mismo. Pero ello no obsta para que la operación sea percibida, por una parte, como un trato privilegiado respecto a la suerte que corren las otras dos instituciones rescatadas -Novacaixagalicia y Catalunya Caixa-, y, por la otra, como una decisión política que sitúa al resto de los bancos de matriz española en condiciones desfavorables o, cuando menos, sometidas a una competencia auspiciada por el Estado. El hecho de que en el plazo de tres días se haya incrementado tanto el cálculo de la ayuda adicional que requiere Bankia -de 7.500 millones de euros a 18.800 que se sumarían a los 4.465 iniciales- responde al paulatino descubrimiento de fallas en el cuadro de activos que había presentado la entidad. Algo que no contribuye a despejar dudas sino, en todo caso, a mantener una sombra de desconfianza que le será imposible superar de inmediato al rescate público. Que la prima de riesgo alcanzara ayer la peligrosa cota de los 494 puntos demuestra que tan relevante operación se produce en circunstancias especialmente turbulentas para la economía española. A la espera de que hoy se conozcan los detalles del plan de saneamiento y recapitalización aprobado por el Consejo de Bankia, y de que a partir del lunes se comprueben las reacciones que suscita en su vuelta a la cotización bursátil y en la valoración de las demás entidades bancarias, el examen al que Goirigolzarri ha sometido a la institución nacionalizada resulta demasiado descarnado como para que pueda ser presentado, sin más, como garantía de solvencia y éxito inmediato.