Choque de titanes en la segunda vuelta
El candidato de los Hermanos Musulmanes disputará el poder al ex primer ministro de Mubarak
EL CAIRO.Actualizado:Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales parecen haber puesto a Egipto en la casilla de partida previa a la revolución. Los principales poderes del país, los Hermanos Musulmanes, que controlan el Parlamento, y el Ejército, representado por el exgeneral Ahmed Shafiq, designado por Hosni Mubarak para ser su último primer ministro, deberán verse las caras el 16 y 17 de junio.
La ajustada victoria de Mohamed Mursi, que entró último en la carrera, pero que se ha beneficiado de la engrasada maquinaria electoral de la cofradía, contrasta con la gran derrota de la jornada, la de Amro Musa, hundido hasta la quinta posición.
Egipto, sin embargo, no ha regresado a los tiempos prerrevolucionarios. Los sorprendentes resultados del nasserista Hamdin Sabbahi -con el 21% de los votos- y del islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh, demuestran que el voto de Tahrir podría ser más fuerte que nunca, ya que entre ambos consiguen cerca del 40%. Abul Futuh dejó entrever ayer su apoyo a Mursi al asegurar que tanto él como sus seguidores estarán unidos contra los símbolos del antiguo régimen. Los liberales, por su parte, se han vuelto a tropezar con la misma piedra: su división les debilita y mantiene al margen de los primeros puestos.
Sea cual fuere el resultado de la segunda vuelta, Egipto parece que se dirige hacia una etapa política tumultuosa. Un Shafiq presidente va a tener muy difícil trabajar con un Parlamento con un 70% de islamistas. La alternativa sitúa a los Hermanos Musulmanes en control de la Presidencia, la Cámara baja y, muy probablemente también, el Gobierno, algo difícil de digerir para los militares. El desenlace dependerá de la óptica con la que los votantes observen este duelo, si como una contienda entre islamistas y laicos o como un «referéndum sobre la revolución», como lo describió Mohamed Beltagy, líder de la cofradía.
Apuesta por el voto extremo
Los resultados oficiales no se anunciarán hasta el próximo martes, pero tanto la hermandad como varios medios de comunicación locales adelantaron ayer el recuento. Los comicios se han celebrado con gran transparencia; sin duda, la gran victoria de estas elecciones. Tanto la prensa como las campañas de los candidatos han podido tener observadores presentes en los escrutinios, «que se están haciendo de forma muy profesional y rápida», reconocía en un colegio electoral del barrio cairota de Zamalek Dalia Ashraf, interventora de Abul Futuh.
Otra de las conclusiones que arrojan las elecciones es que los egipcios han decidido decantarse finalmente por el voto más extremo que representan Shafiq, Mursi pero también Sabbahi, y que la visión de candidatos más moderados como Abul Futuh o Musa no ha funcionado.
La firme respuesta que dio Shafiq ante los últimos enfrentamientos que se produjeron frente al Ministerio de Defensa, y el discurso durísimo que mantiene sobre los islamistas, a los que acusa de querer convertir Egipto en un Irán o Afganistán han calado entre una población preocupada por el auge de la cofradía pero, sobre todo, agotada por los episodios violentos de la transición. En este terreno entra también otro de los ejes de su campaña: la mano dura para restablecer la seguridad.
A pesar de haber liderado las encuestas durante meses, Amro Musa no ha podido contra la polarización del voto. Su larguísima campaña parece haber desgastado sus posibilidades. Shafiq por la derecha y Sabbahi por la izquierda también han drenado de votos la candidatura de Musa, que ha obtenido poco más del 10% de los sufragios.