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El sorprendente abandono del médico que delató a Bin Laden

La condena a 33 años de cárcel del doctor Shikal Afridi revela la dualidad del régimen paquistaní

MIGUEL SALVATIERRA
MADRIDActualizado:

El médico paquistaní que ayudó a Estados Unidos a matar a Osama Bin Laden fue sentenciado el pasado miércoles a 33 años de cárcel y al pago de una multa de 320.000 rupias (unos 2.400 euros) por "alta traición" al país. Según revelaron en su día 'The Guardian' y 'The New York Times', el doctor Shikal Afridi llevó a cabo un falso plan de vacunación gratuita contra la hepatitis B organizado por la CIA para confirmar la presencia del líder de Al Qaida en Abottabad, a unos 80 kilómetros de Islamabad.

La inteligencia estadounidense sospechaba que Bin Laden se encontraba en el complejo fortificado de la ciudad paquistaní tras haber identificado a su mensajero, Abu Ahmad al-Kuwaiti. A través del plan de la falsa vacunación, la CIA obtuvo muestras de ADN de uno de los hijos del dirigente terrorista y pudo compararlo con el de una hermana, fallecida en Boston en 2010. El uno de mayo de 2011, dos meses después del montaje sanitario, fuerzas especiales helitransportadas de EE UU abatían a Bin Laden.

Resulta sorprendente que la CIA abandonase en el país al doctor Shikal Afridi después del ataque y de que la publicación de numerosos detalles de la operación le dejaran al descubierto. Se desconoce la opinión del interesado, pero lo lógico hubiera sido sacarlo del país, como se ha hecho en otras ocasiones cuando la seguridad de los colaboradores en sus países de origen corre grave peligro. Además hubo tiempo de sobra para actuar, ya que Afridi no fue detenido de inmediato sino varios días después de la muerte de Bin Laden.

Según confesó el secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, Washington llegó a la convicción de que medios cercanos al poder paquistaní sabían desde hace años que Bin Laden se refugiaba en el complejo de viviendas más grande y fortificado de la región. De ahí que se decidiera llevar a cabo el plan con el máximo secreto y sin comunicárselo al Gobierno de Pakistán. Aunque Panetta reconoció no tener pruebas concluyentes, la presencia de helicóptero militares paquistaníes sobrevolando el refugio de Bin Laden hizo temer que si avisaban a las autoridades de Islamabad se frustraría la operación.

Cólera

Este carácter secreto y la violación de su territorio desataron la cólera de Pakistán, provocando un deterioro de las relaciones que hoy persiste. Este malestar se agudizó en noviembre pasado cuando un ataque de la OTAN mató por error a 24 soldados paquistaníes de un puesto fronterizo con Afganistán. Como represalia, el Gobierno de Pakistán vetó el paso por su territorio de los convoyes de abastecimiento de la OTAN para sus tropas en Afganistán.

Al final se ha llegado a la gran paradoja de que el principal aliado de EE UU en la zona contra Al Qaida acabe metiendo entre rejas a una figura clave en la eliminación del líder de Al Qaida. Se da la circunstancia además de que los servicios de seguridad paquistaníes aún no han detenido a nadie por ayudar o dar refugio a Bin Laden. Toda esta tensión hace más visible la creciente carga de inestabilidad y la ambivalencia de Pakistán, la única potencia nuclear del mundo musulmán. Los partidos islamistas cobran día a día más fuerza en el país, mientras las tropas occidentales se retiran del vecino Afganistán, donde el retorno de los talibanes al poder no es nada improbable. Sin embargo, la preocupación internacional del momento es Irán.