Que coman pasteles
Actualizado: GuardarAfirma el ministro de educación José Ignacio Wert que si las familias ante los recortes universitarios en tasas y demás cuestiones, no pueden asumir el pago que conlleva la matriculación y el sustento de un hijo o hija en formación académica, es simple y llanamente porque establecen cierto orden de prioridades por el que se valora más la inversión en otras cuestiones antes que en la educación. Acaba apostillado Wert que en definitiva, quién quiere puede.
Creo que la clave de la defensa de Wert, si es que la tiene, reside en entender que tiene claro que su cartera ministerial es la de educación y no la de Cáritas, y que si a duras penas se tiene para comer, cómo una familia va a plantearse mandar a los niños a la Universidad.
Quiero imaginar que este desprecio y falta de sensibilidad hacia la clase trabajadora es producto de un deshonroso desconocimiento de la realidad que afecta a gran parte de las familias de este país y no es producto de 'otras naturalezas'. Si el ministro desconoce ciertos datos generales mucho menos ha de saber que más del 60% de los gaditanos y gaditanas, y no invento las cifras, no llegan a fin de mes.
Que nuestra ciudad encabeza cierto penoso ranking regional de colectivos en riesgo de exclusión social, y que por si ello fuera poco el pasado año, y tan solo en la capital, aumentó en más de un setenta y cinco por ciento el número de jóvenes que sufren y se enfrentan a determinados frenos y limites que amenazan con dejarlos fuera de la vida en sociedad.
La verdad, e imagino que como a la mayoría, me cuesta entender que solo se deba a nuestra mala cabeza y al vivir por encima de nuestras posibilidades el haber llegado a esta situación, pero lo cierto es que nos levantamos un viernes más con la incertidumbre de ver con qué brillante y justiciera batería de recortes, o de trasvase a los bancos como prefiera, nos sorprenderá un gobierno cada día más versallesco: Si no tienen pan que coman pasteles, como dijo Maria Teresa de Austria.