Javier Reverte regresa a las leyendas de África
El escritor narra en 'Colinas que arden, lagos de fuego' su periplo por Kenia, Zambia y Tanzania
MADRIDActualizado:Cerró su célebre trilogía de África hace una década. Creía que lo había dicho todo, que no sentiría de nuevo la llamada del continente negro. No era así. Como el asesino regresa al lugar del crimen, volvió Javier Reverte (Madrid, 1944) al corazón de África y sus leyendas. Pero esta vez no lo hizo solo. En compañía de amigos y familiares realizó dos viajes a dos de los grandes lagos africanos, el Tanganika y el Turkana. Son los parajes de la mítica película 'La reina de África', que John Houston rodó con Humphrey Bogart y Katharine Hepburn. Los escenarios de 'El jardinero fiel', de Fernando Meirelles, o 'Memorias de África' de Sydney Pollack. Las tierras que recorrió Livingstone y donde Karen Blixen tuvo su granja y halló el amor de Denys Finch-Hatton. El resultado de ese periplo por Kenia, Zambia y Tanzania es el libro 'Colinas que arden, lagos de fuego' (Plaza & Janés) que sale al encuentro con el lector.
"África es fatigosa y cansada, pero es como una mala mujer de la que te has enamorado y la que siempre regresas", admite Javier Reverte, que se sumerge de nuevo en las entrañas de un territorio legendario, tan apasionante como castigado por la historia. Una tierra primitiva, ora fértil ora estéril, a menudo hostil, en la que los ecos del pasado legendario resuenan en los nombres y las vidas de unos aldeanos que no aciertan a escapar de una miseria implacable.
Los anteriores viajes africanos de Reverte fueron en solitario. Esta vez viajó en grupo pero huyendo, como siempre, de las rutas de los turistas y los hoteles de lujo, haciendo camino al andar. "Mi ruta es la de los mochileros, nunca la del turista. Trato de experimentar la verdadera África, de moverme, dormir y comer como lo hacen sus gentes, que carecen de todo, y eso es algo tan duro cono gratificante. Por ahora me sigue apeteciendo caminar, porque me rejuvenece," asegura. "De no ser así no alimentaría la verdadera literatura de viajes, que está en penetrar en la razón de ser de las gentes de los lugares que recorres", explica. Reconoce que "viajar así es una aventura, porque África es la esencia de la palabra aventura, y hubiera sido muy difícil hacerlo en solitario".
Reflotado
Ha reunido en casi 400 páginas la experiencia de los dos viajes que en 2008 y 2009 realizó al lago Turkana, en el norte de Kenia, y al inmenso Tanganika, territorios que desde los tiempos de Livingstone siguen fascinando a los occidentales. Atravesó el Tanganika en el mítico y resucitado transbordador 'Liemba', que ya surcaba esas aguas durante la Primera Guerra Mundial y que inspiró la no menos mítica película 'La reina de África'. "Los alemanes lo construyeron in situ, pieza a pieza, en 1914 y lo hundieron al perder la guerra. Se reflotó en 1928 y es hoy el mejor medio para cruzar este inmenso lago, aunque las condiciones alimentarias e higiénicas sean tan penosas como indescriptibles". "Con capacidad para 600 personas, es habitual que su pasaje supere el millar", destaca.
Llegó Reverte con su 'troupe' a remotos enclaves como Chitambo, la pequeña aldea de Zambia donde murió David Livingstone y quedó enterrado su corazón. Recorrió el norte de Kenia donde la Karen Blixen de 'Memorias de África' se estableció y arruinó, y buena parte de Tanzania, su país preferido del continente africano, donde siguió los pasos del mariscal alemán Paul von Lettow-Vorbeck.
En todos estos enclaves ha sido testigo de cómo la población lucha por salir adelante entre guerras y pobreza sin demasiadas oportunidades. "África no ha cambiado casi nada en los últimos años. Puede que haya más hoteles de lujo y mejores coches, pero la miseria es la misma y los caminos siguen sin asfaltar. No hay un cambio sustancial en la mejora de la calidad de vida de los africanos, castigados por la guerra y la violencia como siempre" dice. "Es un continente explotado en el que los chinos juegan ahora el papel que jugó el colonialismo europeo", lamenta el escritor, cuya brújula apunta ya hacia el río Yangtsé, el poderoso río amarillo que atraviesa China, su probable próximo destino.