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El PSOE de Jerez y la dirección provincial del partido nos lo ponen fácil a los que comentamos de tanto en tanto la actualidad de la provincia. Cuando uno pensaba que esta vez sí que podía ser verdad que llegase la paz y la calma a la formación, resulta que no, que son capaces de rizar el rizo y liarla nuevamente. Es como uno de esos culebrones suramericanos en los que las tramas se complican tanto que es casi imposible aclararse si uno se pierde un capítulo. Y, por supuesto, todo salpicado conspiraciones, traiciones, engaños y demás ingredientes habituales.

Ayer se despedía Francisco González Cabaña como máximo responsable de los socialistas de la provincia y, claro, no podía ser una despedida tranquila. Una lástima, porque, más allá de otras cuestiones, hay que reconocerle al de Benalup que se merecía un adiós a la altura de los años que ha estado en el cargo. Pero la guerra interna abierta esta vez por su sucesión y, por extensión, por el control del partido, no lo han permitido.

La semana pasada se abogaba por un entendimiento entre las familias del PSOE históricamente enfrentadas en la provincia. Se trataba entonces de buscar un consenso que la militancia lleva ya demasiado tiempo reclamando. Pero todo saltó por los aires el viernes. La razón, en esta ocasión, la publicación en un medio de la decisión del juez de mantener las imputaciones de la exalcaldesa de Jerez y actual secretaria local del PSOE, Pilar Sánchez, y de dos exdelegados municipales, además de algunos técnicos, por el denominado caso del PTA (Parque Tecnológico Agroindustrial), ése en el que se juzga la supuesta concesión irregular de ayudas a dos empresas para instalarse en el mismo. Se conocía así que se rechazaban los recursos correspondientes y que, por lo tanto, el siguiente paso será la fijación del juicio correspondiente.

La noticia fue torpemente aprovechada por algunos de los que forman parte del llamado sector pizarrista o cabañista del PSOE gaditano. Se filtró que militantes socialistas de Jerez se estaban moviendo para pedir que se suspenda de militancia a Pilar Sánchez, quien políticamente se ha posicionado claramente en el sector griñanista. No hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que detrás de la maniobra estaban las próximas asambleas de la formación, unas citas que servirán para determinar el poder de unos y otros en la formación, o, lo que es lo mismo, el control de la misma.

Pero resulta que ese supuesto movimiento de la militancia no era tal. Ni tampoco contaba con el apoyo de buena parte de los tradicionalmente considerados cabañistas/pizarristas en Jerez. Fue, más bien, una maniobra puntual de unos pocos que ni tan siquiera fue planteada en ningún foro del partido. Mucho me temo que la torpeza va a salir bastante cara, políticamente hablando, aunque solo sea porque han dinamitado el supuesto consenso por el que se abogaba. Se ha encendido, por tanto, la mecha de un nuevo enfrentamiento, demostrando que la paz parece en estos momentos poco menos que una quimera en el PSOE, tanto a nivel provincial como en Jerez.