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La OTAN permanecerá en Afganistán después de 2015
La Alianza sella el final de la guerra en la cumbre de Chicago, pero plantea una nueva misión para mantenerse en el país
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarBarack Obama logró ayer en Chicago embarcar a los aliados de la OTAN en su plan para una «transición irreversible» en Afganistán que fija para finales de 2014 el final de la guerra más larga llevada a cabo por la Alianza en sus 63 años de existencia. Con los mismos argumentos que ya empleara ante el Congreso de EE UU meses atrás, el mandatario repitió su 'mantra' de propiciar una «salida responsable y escalonada», cuya piedra angular es la transición del poder militar al Ejército local a mediados de 2013.
Las reticencias previas de Francia y otros aliados acuciados por la impopularidad y los costes del conflicto no han afectado al otro gran pilar de la estrategia norteamericana: mantener una modesta presencia militar a partir de 2015 por si la insurgencia talibán trata de llevar al país a un nuevo enfrentamiento civil. La Alianza buscará que esa misión tenga una base legal adecuada, preferentemente a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, según precisó su secretario general, Anders Fogh Rasmussen.
«Los afganos no se quedarán solos justo en el momento en que empiezan a levantarse», declaró Obama mientras miraba al presidente Hamid Karzai, invitado de excepción a la reunión. Para mostrar que la hoja de ruta con la que mueven los aliados tiene basas sólidas, Rasmussen recordó que los afganos son ya responsables de la seguridad de la mitad de su país y van por el buen camino para hacerse cargo del resto. Pese a las buenas palabras de ambos, uno de los grandes escollos ayer todavía en el alero era determinar cómo se van a cubrir las fuertes necesidades de financiación del Ejército afgano, casi totalmente dependiente de la ayuda exterior.
EE UU mantiene que todos los países interesados deben aportar un total de 3.200 millones de euros anuales en el período 2015-2018. Incluso ha sugerido cantidades concretas, unos 23,5 millones de euros anuales en el caso de España.
Poca influencia
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confirmó en Chicago que España está comprometida con la misión y aseguró que también quiere seguir contribuyendo con la que se establezca después, con personas y una «aportación económica razonable». El jefe del Ejecutivo no echó mano en ningún momento al argumento de la mala situación económica para matizar el grado de colaboración y repitió el mismo argumento con que acudió a Chicago: «Entramos juntos y salimos juntos».
Todo el despliegue de diplomacia y poder visto en Chicago tuvo poca influencia en Pakistán, un actor clave para estabilizar este largo conflicto. Ni Obama ni Rasmussen han logrado del presidente Zardari su apoyo crucial para que ponga a disposición de la OTAN importantes rutas para abastecer a las tropas en Afganistán. Pakistán ordenó el cierre de esas vías en noviembre tras los bombardeos estadounidenses que mataron a soldados locales. Tan hondas son las heridas todavía que la cumbre terminó sin que se llegara a un entendimiento.
La situación en Siria, el nuevo sistema de 'Defensa inteligente' para Europa y el polémico proyecto del escudo antimisiles consumieron las sesiones de la cumbre. Sobre este último asunto, Rasmussen confirmó que el sistema se halla ya parcialmente operativo. Rajoy recalcó en rueda de prensa que la contribución española se mantiene intacta -despliegue en la base de Rota Cádiz de cuatro destructores estadounidenses- aunque la firma del acuerdo ha quedado pospuesta para pulir varias objeciones realizadas por el gobierno español.
Mientras, los líderes de la Alianza trataban de cerrar sus acuerdos, las calles de Chicago fueron escenario de fuertes protestas que se saldaron con algunas detenciones y varios heridos leves.