Recapitalización de los bancos
Es preciso inyectar más recursos al sistema para recuperar el flujo crediticio
Actualizado:Desde hace ya algún tiempo, el consenso económico mayoritario de nuestro país insiste en que, aunque todas las reformas estructurales que se han ido efectuando son necesarias, la que definitivamente debemos acometer para conseguir la confianza de los mercados es la del sistema financiero. Lo sucedido en Bankia demuestra que la contaminación debida al ladrillo ha sido muy destructiva, por lo que, aunque sea con la nariz tapada, el Estado deberá prestar su ayuda al sistema financiero, contando con recuperar después lo aportado, para evitar males mayores ya que sin el retorno del crédito no tendrá lugar la recuperación económica. Y la evidencia de que el deterioro continúa la dan las agencias de rating, que, se quiera reconocer o no, miden la salud de las instituciones (si hubieran funcionado bien, quizá hubiese podido preverse la quiebra de Lehman Brothers): el jueves pasado, Moody's rebajó tres puntos la nota de nuestros dos gigantes, el Santander y el BBVA. El Gobierno, como es sabido, acaba de aprobar la cuarta reestructuración del sistema financiero, con hasta 15.000 millones de euros de dinero público para sanear, además de Bankia, las instituciones que lo requieran. Sin embargo, el viernes, el nuevo presidente de Francia, Hollande, horas antes de la reunión del G-20 en Washington, declaraba a los periodistas con respecto a la banca española que probablemente sería «deseable» una recapitalización, y quizá sería necesario que se hiciese «a través de los mecanismos de solidaridad europea». Tanto el Gobierno español como el comisario europeo Olli Rehn negaron el mismo viernes que España necesite la asistencia europea. Rajoy también se ha opuesto a ella, dando a entender que equivaldría a un rescate, y a la consiguiente pérdida de soberanía. Pero no son pocos los economistas españoles que creen que para recuperar el flujo crediticio es preciso inyectar más recursos, que podrían obtenerse del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), lo que no implicaría rescate, ya que se podría diseñar el saneamiento del sistema bancario a la vez que nuestra política económica retuviese toda su autonomía. Tenemos este margen a nuestra disposición, por lo que parece lógico tenerlo en cuenta. Máxime cuando la normalización del sistema financiero es clave para empezar a salir del atolladero.