Coldplay contra el 'trending topic'
El grupo británico ofrece un completo concierto de pop de estadio, pese a un bulo de Twitter que afirmaba que habían cancelado
MADRIDActualizado:A las 7 de la tarde del domingo cayó una tormenta en Madrid. No fue más que un aguacero primaveral, intenso y breve, pero sirvió de coartada para que algún bromista lanzara un tema del momento en Twitter, #ColdplayCancela, que durante un par de horas hizo fortuna en internet. Parecía poco creíble que un grupo que anda este mes de gira por lugares con climas tan desapacibles como Suiza o Inglaterra tuviera que parar la maquinaria por cuatro gotas, pero muchos se lo creyeron.
No las 55.000 personas que llenaban el Vicente Calderón, y que a la entrada recibieron una pulsera que a las 22:03, cuando los cuatro ingleses saltaron al escenario, se iluminó, creando un vistoso efecto 'árbol de navidad' que llenó de colores las gradas del estadio del Atleti.
A Coldplay les gusta el espectáculo a lo grande y no se cortan a la hora de salir a arrasar, sin contemplaciones, desde el primer minuto. Por eso ya a la segunda canción, 'In My Place', se habían visto miles de lucecitas, fuegos artificiales y una lluvia de mariposas de papel. Además está la música, por supuesto. Los primeros ocho temas del concierto fueron como un resumen de todo lo que vendría después: potentes composiciones de sus primeros discos, románticas y certeras como 'Yellow' o 'The Scientist'; alguna de las más rockeras del último álbum ('Major Minus', con sus filigranas de guitarra inspiradas en U2) y otras creadas a medida para que miles de bocas corren sus estribillos en un estadio, como 'Hurts Like Heaven'.
A Chris Martin y sus compañeros se les puede acusar de abusar de los estribillos facilones, particularmente en 'Mylo Xyloto', su disco de 2011, pero no se puede negar que tienen talento para contagiar su pasión, una enorme facilidad para que el más escéptico rompa sus reservas y se entregue a corear como si estuviera en un estadio de fútbol... pero cantando un gol. Parte de la culpa de su éxito en estas lides la tiene el carisma de Chris Martin, un tipo simpático que consigue hilar algunas frases en un español bastante correcto (ya saben, su mujer Gwyneth Paltrow pasó una época en Talavera de la Reina) y que se esfuerza, a veces demasiado, en resultar cercano y cariñoso (hay cosas peores, desde luego).
Triunfo
Hace siete meses Coldplay estrenaron 'Mylo Xyloto' con una actuación retransmitida por internet a todo el mundo desde Las Ventas de Madrid. Allí ya se pudo comprobar la efectividad de su repertorio y de los efectos especiales que lo envuelven, con la diferencia de que el menor aforo (17.000 personas) permitía una cercanía mayor, también cuando el grupo cambiaba a los escenarios secundarios, pequeñas islas en medio del mar de gente.
Esta noche, en el Calderón, Coldplay repitieron con la misma alineación de trucos y salieron triunfantes, aunque la goleada sólo se olió en momentos como la intensa comunión de un tema como 'Viva la vida', la cumbre de la actuación. Si la canción con la que Pep Guardiola motivaba hace cuatro años a sus jugadores hubiera sonado justo al final, con (otra) explosión de fuegos artificiales, hubiera sido apoteósico. En su lugar, el cuarteto inglés decidió acabar, tras hora y 40 minutos, con 'Every Teardrop Is a Waterfall', también efectiva, pero menos.
Cuando sonaban los últimos acordes y explotaban los últimos cohetes, algunas docenas de fans que se habían quedado sin entrada -se agotaron hace tiempo- trataban de captar aunque fuera un pedacito de las grandes pantallas circulares instaladas a los lados del escenario y de escuchar algo desde la calle, pegados a las puertas del estadio. No era empresa fácil, pero nada podía impedir que lo intentaran, ni siquiera un 'trending topic' de Twitter con bastante mala leche. Estaba escrito que Coldplay, los discípulos más aplicados de U2, iban a iluminar la noche de Madrid con pirotecnia, tanto la que usa pólvora como la musical. Seguirán haciéndolo en el futuro. Por cuánto tiempo, está por ver. Sus 12 años de carrera aún están lejos de los treinta y tantos de U2, y parece que ya no les quedan muchos más peldaños por encima en la escalera hacia el cielo de la épica rock. Gracias a su trabajo y a su talento están en una posición de privilegio, pero depende de ellos mantenerla. Los fuegos de artificio pierden su encanto con la repetición y tal vez sea el momento, como reza la letra de 'The Scientist', de volver al principio.