Tres bombas en un instituto de Italia matan a una chica de 16 años y hieren a otras cinco
Un atentado sin precedentes siembra en Brindisi la confusión sobre la autoría, en tierra de la Mafia y a los 12 días del retorno del terrorismo
ROMA. Actualizado: GuardarUna bomba en la puerta de un colegio es uno de los paradigmas de la maldad y la locura, y se ve en rarísimas ocasiones. Tres bombas en una masacre calculada, como sucedió ayer en un instituto femenino de Brindisi, en el sur de Italia, supera todo lo imaginable y entra de lleno en la nutrida galería de horror y misterio de este país. Compuestas de bombonas de gas y un temporizador, estallaron a las 7.45 horas junto al muro de la fachada de un centro en el que las clases comienzan a las ocho, pues en Italia los sábados por la mañana son lectivos. En un escenario infernal, con chicas quemadas y libros ardiendo en el suelo, murió Melissa Bassi, de 16 años, estudiante de moda, y quedó herida de extrema gravedad su amiga Veronica Capodieci. Otras cuatro jóvenes fueron hospitalizadas en estado grave.
Italia estaba ayer muy conmocionada por una salvajada que recuerda las peores pesadillas de su historia reciente, bombas misteriosas en lugares públicos en los 'años de plomo', de 1969 a los ochenta, bárbaros atentados de Cosa Nostra en la guerra con el Estado de los noventa. ¿Quién ha sido? La confusión es total. Parece demasiado demencial incluso para la Mafia, la principal sospechosa por eliminación. La otra posibilidad, poco convincente, es el terrorismo anarquista y de extrema izquierda que resurgió el pasado 7 de mayo, con un atentado a un empresario en Génova, tiroteado en las piernas. La reivindicación tardó cinco días, pero fue por culpa de la lentitud del correo. El terrorismo internacional es la hipótesis más remota, pues ayer no había una reivindicación que suele ser rápida, al igual que un crimen de un loco o con un móvil personal. «Me parece una acción demasiado estructurada para ser un hecho solo emotivo», explicó el jefe de la Policía, Antonio Manganelli, que en todo caso ayer no descartaba ninguna pista.
La sensación, del todo subjetiva y que se apoya en indicios y casualidades de fuerza simbólica, apunta al crimen organizado, que en esta tierra de Puglia, el 'tacón de la bota' italiana, se llama Sacra Corona Unita (SCU). La lista de pistas es solo un tenue hilo lógico. El nombre del instituto es Morvillo-Falcone, en referencia al juez Giovanni Falcone, el gran enemigo de Cosa Nostra y mártir de la lucha contra la Mafia, y su mujer Francesca Morvillo, asesinados junto a tres escoltas el 23 de mayo de 1992 en uno de los más tremendos atentados de la Mafia: volaron un tramo de autopista al paso de su coche. Ahora se cumplen, precisamente, veinte años, otro indicio. El centro había ganado en 2007 un premio en un concurso de carteles sobre la defensa de la legalidad. Además, justo ayer llegaba a Brindisi la llamada caravana de la legalidad, una iniciativa itinerante para defender la resistencia civil contra la Mafia. Por último, el instituto está al lado de los tribunales.
Pero poco más. Del lado más escéptico a una acción mafiosa está, para empezar, la historia. La Mafia ha firmado muchas barbaridades, y también ha matado niños en casos muy particulares, pero nunca ha llegado a poner una bomba en una escuela cualquiera solo para lanzar un mensaje. Además, la SCU no se distingue por grandes acciones y Brindisi no es territorio de la 'ndrangheta calabresa o Cosa Nostra, las más sanguinarias. La propia ministra de Interior, Anna Maria Cancellieri, expresó ayer sus dudas de forma sutil: «Sería superficial por mi parte hablar de pista mafiosa, no tenemos elementos para decirlo con certeza porque es un tipo de atentado fuera de lo normal, no es típico de los mensajes de Mafia». Por otro lado, el crimen organizado italiano suele utilizar tritolo en sus bombas, no botellas de gas. El atentado se produce, además, en un momento sin especial tensión, no como en el pasado. Es más, el fiscal de Lecce, Cataldo Motta, experto en la SCU, ayer era cauteloso, porque «en este momento las organizaciones mafiosas locales están buscando un consenso social, esto va contra esa tendencia».
Sin embargo, hay algunas señales inquietantes. Ahora se recuerda que el pasado 9 de mayo fueron detenidos 16 miembros de la SCU, aunque un atentado como el de ayer parece desproporcionado como respuesta. Y también que días antes una bomba había destrozado el coche de Fabio Marini, presidente de la asociación local contra el 'pizzo', el impuesto mafioso a empresas y comerciantes. Ambas cosas ocurrieron en Mesagne, el pueblo de la chica fallecida ayer. Después, un grupo de políticos locales, encabezados por el diputado Alfredo Mantovano, había visitado a la ministra de Interior para mostrarle su preocupación por el auge de la criminalidad en la zona, debiso al retorno de pesos pesados de la SCU tras salir de la cárcel y el empuje de una nueva generación de jóvenes mafiosos.