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'Tala de invierno', una de las piezas estelares de la muestra, un óleo de seis metros. :: M. G.
Sociedad

Hockney inunda de color el Guggenheim

Naturaleza, tradición y futuro conviven en una portentosa y osada aventura creativa en la que alterna el óleo con el iPad y el vídeo A través de sus vivificantes paisajes sin figura, el museo bilbaíno revisa la obra reciente del gran artista británico

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Su última paleta es un iPad. Sus telas, gigantescas pantallas de alta definición o planchas de aluminio estampadas con láser. David Hockney (Bradford, 1937) usa las herramientas digitales con la misma maestría que el óleo, el lienzo y el lápiz. Con ellas ha elaborado buena parte de los coloristas paisajes que exhibe hasta septiembre en la muestra 'David Hockney: una visión más amplia'. Con un pie en la tradición y otro en el futuro, su trabajo reciente es una celebración de la naturaleza a través de unos vivificantes paisajes sin figura. Una explosión de color, vitalidad y optimismo en dos centenares de piezas, con las que el más notable pintor británico en activo demuestra su capacidad de sorprender.

Como el asesino al lugar del crimen, regresó Hockney a los paisajes de su infancia en el este de Yorkshire hace una década. Un cáncer consumía a su amigo del alma, Jonathan Silver, y Hockney sufrió una doble convulsión emocional. Se echó al campo armado ora con su caballete y sus óleos, ora con un iPad o un iPhone, ora con un enjambre de cámaras digitales sobre un coche, para obtener esa visión «ampliada» del entorno brumoso de los Wolds que redescubría tras desertar del sol californiano que le calentó 30 años.

Convencido de que «la inspiración no alcanza a los perezosos», este hiperactivo creador y experimentador incansable compatibilizó caballete, tableta y vídeo para armar una vívida sinfonía de color que celebra el boscoso y cambiante paisaje del norte de Inglaterra en las claves que anticipaba su obra anterior.

Látigo de ¿pintores? como Damien Hirst, que crea sin mancharse las manos con pintura, Hockney lleva medio siglo con las manos en la masa. Con 75 años, explora y se renueva sin desmayo. Desbroza el futuro con un pie en una tradición que conecta con Constable, Turner o Van Gogh en una vigorosa obra al margen de corrientes.

Pionero creador con faxes, fotocopias o polaroids, alterna ahora los óleos descomunales con dibujos de iPad y paisajes en movimiento grabados con varias cámaras y presentados en una enorme trama de 18 pantallas. Sus películas y estampas digitales -nunca seriadas- comparten audacia, espectacularidad y tamaño con sus pinturas.

Más de 600.000 personas visitaron en la Royal Academy de Londres la muestra que nos llega ahora con patrocinio de Iberdorla. Su núcleo son los coloristas y vivaces paisajes árboreos realizados a partir de 2004 y que ofrecen una panorámica del emotivo retorno al enorno de su infancia recreado con los elementos eternos del género -observación del natural y trabajo de estudio- y la tecnología más osada.

El paisaje es hoy «el tema» de un Hockney seducido siempre por la naturaleza y que elimina de su última producción la figura humana, tan cara para él antes. Agrupa los paisajes en seis conjuntos que inundan de vida y color de la segunda planta del museo, con portentosos óleos de más de siete metros y pequeñas acuarelas.

Celebra su emotivo anclaje en el paisaje de su niñez con 'El bosque de Woldgate' o 'Árboles de Thixendale', piezas que constatan las cambiantes condiciones del entorno y la sutil modulación de la luz. Recrea el ciclo completo de las estaciones con óleos como 'El espino en flor', que anticipa la primavera, o la serie 'Árboles y totems'. Hay piezas imponentes como 'Tala de invierno' (2009), de casi 7 metros de ancho, donde muestra los árboles ya sin vida junto a una pequeña selección carboncillos elaborados del natural a los que recurre para recrear el tema en el estudio. 'La llegada de la primavera en Woldgate, East Yorkshire en 2011' impone y sobrecoge. Glorioso homenaje a la naturaleza, es una gran pintura compuesta de de 32 lienzos rodeada por 51 dibujos realizados con iPad e impresos sobre papel que registran la transición a la primavera en un sendero.