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Santos o villanos

El Gobierno debe reforzar la solvencia de bancos y cajas, pero sin dar gato por liebre a los ciudadanos

MARGARITA SÁENZ-DÍEZ
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En qué quedamos, son santos o son villanos? Según el ministro de Economía, Luis de Guindos, no se ha identificado a nadie a quien exigir responsabilidades por su gestión al frente de bancos o cajas de este país. Ni uno. No es de la misma opinión el secretario general de UGT, Cándido Méndez, que ha señalado con dedo acusador las recientes decisiones del Gobierno sobre la última reforma financiera. A su juicio, suponen un premio para quienes han contribuido directamente a la profundización de la crisis, y un castigo para los que más la sufren: los ciudadanos.

Al parecer, Guindos ha buscado sin éxito algún villano entre quienes, con honorarios y prebendas que provocan sonrojo, han jugado alegremente con el dinero de todos. Nocturnidad y alevosía, por ninguna parte, y menos aún en las filas del PP. A pesar de que destacadas personalidades del partido en el Gobierno hayan ocupado durante años y años la presidencia de Caja Madrid y/o de Bankia, por ejemplo. Además, acaso con la aviesa intención de reforzar la credibilidad del Banco de España ante los organismos internacionales, desde el Ejecutivo se ha culpado a su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, de ser el máximo responsable de tanto desbarajuste. Ya está. Si hay algún un villano, ése es MAFO, su acrónimo, que fue designado por los malvados socialistas, aunque el incalculable daño hecho al regulador español no será de fácil reparación.

Si el gobernador del Banco de España actuó fatal, las pruebas de esfuerzo realizadas a las instituciones financieras -los famosos 'test de estrés'- no ofrecieron resultaron fiables, y encima las previsiones de déficit para España en 2012 y 2013 serán imposibles de cumplir, ¿a santo de qué confiar en el acierto de los dos «auditores neutrales» que valorarán las inversiones tóxicas que bancos y cajas depositen en los contenedores de nueva creación?

Corresponde al Gobierno reforzar la solvencia de bancos y cajas, pero sin dar gato por liebre a los ciudadanos. Las masivas ayudas públicas a Bankia seguirán siendo públicas, aunque en la jerga financiera se designen préstamos con interés alto, para devolver más tarde. Pero, si se han encontrado fórmulas para que Bankia no cayera en el precipicio, podrían buscarse con igual o más ahínco medidas para que la educación, la sanidad, la dependencia, mantengan al menos los niveles conseguidos hasta ahora. El estudio hecho por Alianza Española contra la Pobreza-Cero, colectivo que reúne a unos cinco millones de personas, concluye que con la política de recortes, 3,3 millones de personas verán mermados los servicios sociales de los que disfrutaban. Centenares de centros sociales, comedores gratuitos, pisos para jóvenes con problemas, ayudas a domicilio y muchos otros más se quedarán si un euro de ayuda pública.

¡Pero si aquí no hay villanos!