El laberinto griego conduce a los comicios
Fracasada la formación de Gobierno, otras elecciones pueden reforzar a la extrema izquierda y traer la violencia
ROMA. Actualizado: GuardarLa crisis económica y los brutales recortes que sufre la población desde hace dos años casi han conseguido en Grecia un salto atrás en el tiempo que da vértigo: en cosa de un mes puede llegar a tener un Gobierno comunista con un fuerte partido nazi en la oposición. Pero, al mismo tiempo, constituiría una novedad política sorprendente en Europa: el primer Ejecutivo que lleva al poder las ideas de los grupos anti-globalización, casi un gabinete de los Indignados. Al margen de la muy probable salida del euro y la quiebra, en un país de intensa guerrilla urbana anarquista y donde los rapados de extrema derecha se están haciendo populares, con el ascenso del partido neonazi Amanecer Dorado, los enfrentamientos en la calle pueden marcar un grado más de tensión social. Lo que se está cociendo en Grecia, el primer país europeo en llegar al punto de máxima desesperación por la crisis, merece atención.
Ese posible Gobierno sería de Syriza, la coalición de extrema izquierda de Alexis Tsipras, nuevo rostro de la política griega. Ha sido la revelación de las elecciones del pasado domingo como segundo partido y, según los sondeos, se convertiría en el primero si se repiten los comicios. Y volver a las urnas es el escenario más probable tras el fracaso, confirmado ayer, de los últimos intentos de formar una coalición en un Parlamento muy fragmentado. Solo queda el esfuerzo de emergencia de hoy del presidente de la República, Carolos Papoulias, de probar un Ejecutivo de unidad nacional. Pero tiene escasas posibilidades de éxito.
En todo caso la clave de la cuestión no cambia: aunque surja de milagro un nuevo Gobierno, que además sería muy precario, pretenderá renegociar o flexibilizar los pactos de austeridad firmados en marzo con la 'troika' -UE, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)- para obtener los 130.000 millones del segundo plan de rescate. Y tanto la UE como Alemania se han negado en redondo, con la amenaza de cortar el grifo del dinero. La salida del euro parece muy próxima. Grecia tiene dinero, como mucho, hasta julio, y sin ayuda ni posibilidad de financiarse en los mercados, está condenada a la quiebra.
A nivel interno, en Grecia da la sensación de presenciar los estertores de un sistema que se derrumba. Solo con el tiempo se comprenderá el alcance de las históricas elecciones del domingo, que han cerrado una época. Los dos grandes partidos tradicionales, el conservador Nueva Democracia (ND) y el socialista PASOK, que se alternaban desde hace casi cuarenta años, no solo han sido castigados por defender los planes de austeridad de la 'troika', el problema es que con ello han hecho saltar el sistema secular de corrupción y clientelismo que los sostenía. Causa remota, por otra parte, de la actual crisis. Logrado lo impensable, derribar su hegemonía, los griegos pueden envalentonarse hacia lo desconocido.
La crisis también ha creado una factura entre ricos y pobres, aumentando las diferencias y el rencor social, que se desahoga hacia los inmigrantes. La clase media, funcionarios, empleados con nómina y jubilados son los que más han pagado la crisis, en un país con una evasión fiscal de 40.000 millones, un quinto del PIB, y donde solo 15.000 personas declaran más de 100.000 euros. Las tiendas de moda de lujo de Atenas mantienen sus ventas mientras el 27,5% de los ciudadanos vive en torno al umbral de pobreza. En las calles de Atenas, hablando con la gente, solo se percibe desesperación, junto a una gran desorientación en asuntos económicos tan complejos como los de la actual crisis, y el deseo de un cambio drástico.
Si gana Syriza la quiebra entra casi en el programa. Su receta, en grandes líneas, es nacionalizar bancos, aumentar el gasto público, subir las pensiones y contratar miles de funcionarios. Pero no dicen de dónde van a sacar el dinero. Impresiona hablar con algunos de sus dirigentes y ver que disparan propuestas como confiscar los ahorros de las cuentas corrientes. No se les ve una estrategia clara, más que esperar en que Europa no les deje quebrar por la cuenta que le trae, y no se debe descartar que si vencen se vuelvan más cautos.
Será un mes tremendo de pulso mediático entre el miedo al caos y la esperanza de algo nuevo. Las líneas rojas están a la vuelta de la esquina. Pasado mañana vencen 430 millones de títulos que deben ser pagados. A final de junio llega la próxima entrega de 4.000 millones del rescate, pero Atenas debe presentar antes más recortes por 11.500 millones.