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ESPAÑA

Los socialistas se inclinan por el 'no' a la reforma financiera

Rubalcaba reprocha al Gobierno que se crea «omnipotente» y avisa de que España no saldrá adelante sin «grandes acuerdos»

PAULA DE LAS HERAS
MADRIDActualizado:

El único pacto que habían sido capaces de fraguar PP y PSOE durante la crisis está a punto de saltar por los aires en pleno vendaval económico. La reforma del sistema financiero aprobada este viernes por el Gobierno es, a juicio del principal partido de la oposición, una «mala» solución y, si nada cambia, no contará con su apoyo. Esa es, de hecho, la postura por la que se inclinó ayer el partido en la reunión del Consejo Territorial, en la que participaron todos los 'barones', el poder municipal y el núcleo duro de la ejecutiva.

Alfredo Pérez Rubalcaba matizó durante una breve rueda de prensa que aún no hay ninguna decisión tomada y que el partido está aún estudiando el real decreto publicado ayer mismo en el BOE. Sin embargo, fuentes de la reunión sostienen que el 'no' es prácticamente un hecho. Los socialistas insisten en que «la gente no va a entender que no haya dinero para sanidad y educación y sí para los bancos» y, además, ponen en duda que las condiciones impuestas por el Gobierno a los bancos -ayudas al 10% de interés- sean practicables.

Aun así, el secretario general del partido puso todo su empeño en escenificar su voluntad de acuerdo, no a cualquier precio, sino al de una rectificación del Ejecutivo en sus políticas de ajuste. Rubalcaba defendió -en sintonía con los planteamientos del principal 'barón' socialista, José Antonio Griñán- que la situación que atraviesa España es tan extrema que exige «grandes acuerdos» en el orden político, entre partidos; en el institucional, entre administraciones; y en el social, entre empresarios y sindicatos. Pero dejó claro que, en las actuales condiciones, no apoyará al Ejecutivo.

Su principal argumento es que, en cinco meses, ha quedado ya más que demostrado que el rumbo emprendido por el PP en solitario y «sin hablar con nadie» es erróneo. «Todo lo que estaba mal, el empleo y la economía, ha ido a peor y lo que estaba bien, la educación, la sanidad, la igualdad y las relaciones laborales -adujo-, lo están destrozando».

Corresponde pues al Ejecutivo, según su razonamiento, reconsiderar su postura. El secretario de Organización del partido, Óscar López, ya trasladó el pasado jueves al ministro de Economía, Luis de Guindos, que el PSOE solo está dispuesto a hablar de cómo salvar al sector financiero, un ámbito en el que hasta ahora siempre se había entendido con el PP, si las conversaciones se amplían a cómo preservar el sistema sanitario, la educación e incluso las inversiones en I+D+I. Pero hasta ahora no ha habido respuesta. Es más, Rubalcaba se quejó de que el decreto finalmente aprobado no se corresponde exactamente con lo que el Ejecutivo les había avanzado.

Soledad «voluntaria»

Ahora, los socialistas alegan que la pelota está en el tejado de Rajoy, al que acusan de tener una forma «caótica» de ejercer el poder y de creer erróneamente que tiene un Gobierno «omnipotente» y de haber elegido «voluntariamente» la soledad. «El Gobierno lo está haciendo todo sin hablar con nadie -insistió el líder del PSOE- y aunque la política que ha puesto en marcha fuera acertada, que no lo es, necesitaría el acuerdo de todos para sacarla adelante».

Como alternativa, propuso una «hoja de ruta» que permita emprender una política de crecimiento y creación de empleo; el mantenimiento de la cohesión social; una reforma financiera, «que hay que hacer sin ninguna duda», dijo, para restablecer el crédito; la mejora de la eficacia del conjunto de las administraciones y del modelo autonómico; y, finalmente, el respeto a la pluralidad en las instituciones del Estado (Tribunal Constitucional, RTVE...).

En la declaración formal del Consejo Territorial se reclama también la convocatoria «inmediata» de la Conferencia de Presidentes para hablar de los recortes educativos y sanitarios. «Los socialistas vamos a cumplir la ley ahí donde gobernamos -admiten-, pero estamos decididos a agotar todas las posibilidades que la ley permita para que su aplicación no lesione los intereses de los ciudadanos». Ciudadanos, alegó Rubalcaba, «que viven con angustia» las decisiones del Gobierno.