Nacida para mandar
Curtida en la cocina del PSOE, rompe esquemas sin complejos entre las mujeres progresistas por su afición a los toros, la Semana Santa y el Rocío
SEVILLA.Actualizado:Hace dos años Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) era una desconocida en la política salvo para el PSOE sevillano. Cuando subió al escenario del palacio de congresos de ferias de Sevilla en marzo de 2010 como secretaria de Organización y número 3 del PSOE andaluz pocos vieron en ella algo más que una más de la joven guardia pretoriana con la que Griñán quiso renovar el partido al auparse como secretario general en Andalucía. Dos años después, Díaz se ha convertido en la mujer fuerte del Gobierno de Andalucía como consejera de Presidencia e Igualdad con más poder del que tuvieron sus antecesores Gaspar Zarrías y Mar Moreno. Todo ello sin dejar de llevar el timón, por ahora, de un partido que se ha convertido en referente en España de la supervivencia del socialismo. Una atalaya que algunos interpretan en clave sucesoria. Y todo en un tiempo récord.
¿Quién es esta mujer en quién Griñán ha depositado tanta confianza política en estos tiempos difíciles? Si en algo coinciden los que la conocen es en su habilidad para salir ilesa de los choques de trenes e incluso de mejorar su salud política después. Ella ha vivido muchos en el PSOE desde que siendo muy joven ingresó en las Juventudes Socialistas. Díaz es licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla, pero su verdadera carrera es el partido. «Su vida es el PSOE», comenta un compañero. Su lema es «partido, partido, partido», añade. ¿Tiene vida propia la consejera? Sí, pero toda parte de Triana y regresa a la popular barriada de Sevilla. Como escribió la periodista Lourdes Lucio, Susana Díaz «es más trianera que sevillana y más sevillana que andaluza». Triana es su referencia vital y también la que marca su impronta personal. Nació y se crió en el barrio de León de Triana y quizás este hecho, más estereotipado entre folclóricas y artistas del flamenco, rompe un poco los esquemas del prototipo de alguien de izquierdas y progresista.
Cristiana de base
Porque Susana Díaz no solo confiesa su pasión por la Semana Santa. Ella además se considera cristiana de base y por esta razón jura en lugar de prometer el cargo, como el resto de sus compañeros de partido. Díaz es cofrade de la Esperanza de Triana, de cuyo Cristo su marido sale como costalero en la 'madrugá'. Desde esta hermandad ha partido numerosas veces para hacer el camino completo al Rocío, otra de sus querencias.Le gustan los toros y sus colores futbolísticos son los del Betis, aunque más de una vez ha piropeado al madridista Cristiano Ronaldo. Por su puesto no se pierde una feria de Sevilla.
Morante de la Puebla es su torero preferido. En una ocasión hasta organizó un acto en un hotel donde sabía que se hospedaba el torero. Tan de Triana es que algunos cuentan que alguna vez impuso a su peluquero del barrio cuando empezó a ir a las televisiones. Amigos suyos relatan como sus momentos felices cuando paseó en coche de caballos por Triana el día de su boda y cuando salió en cabalgata como el rey Baltasar.
Susana Díaz asume todas estas aficiones personales sin complejos. Para algunos su triunfo político con el que más se emocionó fue cuando, siendo concejala del Ayuntamiento de Sevilla, gobernó el distrito de Triana. Díaz, como muchos otros líderes políticos de su generación y de otros partidos, se curtió en las Juventudes. Pronto empezó a moverse con desenvoltura en la cocina del PSOE. Ha sido secretaria de Organización de casi todo. Primero en las Juventudes Socialistas, después en la ejecutiva provincial del PSOE de Sevilla y luego en la de la dirección regional. Una labor orgánica que ha compaginado con la institucional. Comenzó a subir escalones de la mano de José Caballos, que en los noventa era un todopoderoso dirigente del PSOE sevillano. Entra en el Ayuntamiento de Sevilla en 1999, primero como concejala de Juventud, luego como teniente de alcalde. En 2004 deja el Ayuntamiento tras ser elegida diputada al Congreso. En 2008 cambia de parlamento y aterriza en el de Andalucía.
Su mayor bagaje político lo adquiere como secretaria de Organización del PSOE sevillano, una agrupación famosa por sus numerosas broncas y divisiones internas. Ella aprende y participa en varias y sale fortalecida, no sin acaparar enemigos, varias veces incluso quienes la promocionaron o fueron sus jefes, como José Caballos y Luis Pizarro. El último al que se ha enfrentado es a José Antonio Viera en la elaboración de las listas al congreso federal de febrero. Ganó ella. Viera dimitió y obligó a crear una gestora. «Casi siempre gana», cuentan desde el partido. Aprovecha todas las oportunidades y se crece en las más difíciles. Tuvo la oportunidad de convertirse en número dos del PSOE andaluz cuando Rafael Velasco dimitió meses después de ser elegido vicesecretario general. Y la aprovechó. Lo mismo que ha sacado rédito de la negociación con IU.
Díaz es simpática, dicharachera, una trabajadora incansable e infatigable y de naturaleza decidida, dicen los que hablan bien de ella. Es buena oradora, aunque mejor en los mítines que en el Parlamento. Pero carece muchas veces de suficiente mano izquierda, añaden otros que la ven «más temida que querida». Todos reconocen que «ha nacido para mandar».
Ella entiende que son gajes del oficio de responsable de Organización, cuando su obligación es poner orden. Dejará de ser la 'cocinera' del partido en el próximo congreso regional, pero muchos dudan que deje el poder orgánico cuando su carrera acaba de despegar. Por ello es posible que pelee por la secretaría provincial de Sevilla, o incluso que Griñán le coloque en un puesto menos expuesto como el de vicesecretaria general.Aunque nada tiene que ver su perfil con el de Griñán, hay algo que sí puede explicar la admiración que siente por ella el líder del PSOE andaluz. Díaz se mueve como pez en el agua haciendo números del partido: censos, militantes, estatutos... Y ya se conoce la debilidad del presidente por los números y las personas que los manejan.