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El ganadero gaditano. :: LA VOZ
Sociedad

Fallece Salvador García Cebada, el creador de los 'cebadagagos'

EFE
CÁDIZ.Actualizado:

El ganadero Salvador García Cebada, creador de la ganadería de Cebada Gago, falleció ayer en su tierra gaditana, en el hospital de Puerto Real, por una insuficiencia renal, informaron a EFE fuentes familiares.

Salvador García Cebada había nacido en la localidad gaditana de Paterna de Rivera hace 93 años y estaba considerado como la representación más genuina del toro bravo en la actualidad.

El ganadero al que siempre se le llamó don Salvador, con el «don» que fue más que un apelativo para reconocer sus virtudes y cualidades profesionales, una forma de ensalzar su bondad y generosidad. Por eso hoy se llora su muerte con tanta admiración por su personalidad.

Con él desaparece la última estampa romántica del mundo del toro, su inconfundible figura con sombrero de ala ancha en todas las apariciones, igual en un acto social para recoger un premio por la bravura de sus toros, que en el burladero de una plaza entre la satisfacción y la incertidumbre por el juego de su corrida, o montando a caballo en los pastizales donde sus reses viven la placidez de la naturaleza que ellos mismos inspiran.

Por su filosofía de hombre de campo y los métodos que implantó en la crianza y selección del toro de lidia, fue considerado ganadero de leyenda, preocupado sobre todo por la casta y la bravura de un animal cuya integridad reivindicó como eje de «la Fiesta».

Eso le costó que muchas figuras no quisieran anunciarse con sus toros. Pero las ferias y plazas grandes le compensaron por la devoción que los aficionados profesaron a su divisa, verde y roja, imprescindible, por ejemplo, en una plaza que es santo y seña de la bravura, Pamplona, en la llamada Feria del Toro, a la que acudió ininterrumpidamente por San Fermín durante el último cuarto de siglo.

También por mucho tiempo Bilbao fue feudo suyo, como Sevilla, Nimes (Francia), San Sebastián y Valencia, incluso Madrid, donde no lidia desde hace tres años y antes ya estuvo ausente asimismo durante casi una década, a pesar de las exigencias que hacen de su nombre el aficionado y la crítica.

Son plazas que ocasionalmente se le resisten quizás por la cicatería empresarial que intenta rebajar el precio de las corridas apoyándose en el argumento de que a los toreros les cuesta más anunciarse con este toro tan exigente.