Argelia: ¿esta vez sí?
Los ciudadanos están llamado a elegir un parlamento de 462 escaños por medio de 44 partidos de todas clases
Actualizado:Es curioso que un proceso democratizador presuntamente deseado por una abrumadora mayoría social dependa de la voluntad de los ciudadanos, pero eso sucede con las cruciales elecciones legislativas que este jueves celebra Argelia: si hay una muy fuerte abstención, serán un fracaso.
El gobierno ha tomado, que se sepa, todas las precauciones que recomienda la primavera árabe, incluyendo nuevos partidos, libertad completa para la propaganda electoral, espacio público suficiente, fuerte campaña pro-participación y, sobre todo, autorización de un control por observadores extranjeros de la jornada, algo inimaginable hace poco en un régimen tan puntillosamente nacionalista como el argelino.
El público está llamado a elegir un parlamento de 462 escaños (el saliente es de 389) por medio de 44 partidos de todas clases. Adversarios indomables del sistema, como el “Frente de las Fuerzas Socialistas”, que rehusaba blanquear con su presencia el fraude inevitable. Solo algunas personas de segundo nivel sospechosas de tener vínculos con el ilegalizado “Frente Islámico de Salvación”, han sido vetadas y sin gran escándalo público, para decirlo todo.
La incógnita islamista
Pero hay hasta seis opciones islamistas en presencia, tres de ellas “Al Islah” (la reforma) “Al-Nahda” (el renacimiento) y el “Movimiento pro-Sociedad y Paz”) reunidas en una sola opción, la “Alianza Argelia Verde”, no por ecologistas, sino por islamistas: el verde es la bandera del islam. El Movimiento, además, era parte del gobierno de coalición y su jefe, Buguerra Soltani, decidió dejarlo para animar la nueva estrategia del partido y ayudar a la reordenación del escenario islamista.
La atención internacional está sobre todo interesada en qué resultado obtendrá este Bloque islamista y es imposible hacer un cálculo solvente, aunque Mohamed Belkacem, secretario general del partido oficial por excelencia, “Frente de Liberación Nacional”, sugirió hace algunas semanas que podría estar en torno al 35 por ciento.
Observadores más sutiles prefieren fijarse en otro dato: hay otros tres partidos islamistas en liza, uno de los cuales, el “Frente de la Justicia y Desarrollo” es el último invento de una personalidad clave del islam político en Argelia, Abdallah Yaballah, quien fundó al-Nahda y al-Islah y sigue por libre con posibilidades desconocidas porque algunos sospechan que podría beneficiarse del voto silencioso, el de los viejos partidarios del ilegalizado y literalmente destruido “Frente Islámico de Salvación”, cuyos jefes históricos, Abbassi Madani y Alí Benhadj, denunciaron en febrero el proceso reformista en curso por “puramente formal, improvisado” y propusieron el boicot… aunque, según advirtieron algunos, con la boca pequeña.
Un proceso constituyente
Si el parlamento vigente ya está muy atomizado – como quiere el régimen, por cierto – el próximo también lo estará. Hay más de una docena de partidos que tendrán diputados en él, y dos laicos, el Frente de Liberación Nacional y la Agrupación Nacional Democrática, del ahora primer ministro Ahmed Uyahia, tendrán también un buen resultado (en 2007: 22,9 y 10,3 respectivamente, algo que en un escenario tan fraccionado dio un decisivo 33,2 por ciento que con unos pocos islamistas de confianza y los inevitables “independientes” (un 9,5 por ciento en la asamblea saliente) dio estabilidad suficiente.
No habrá, en estas circunstancias, un cambio dramático, al estilo tunecino o egipcio, por la buena razón de que el régimen liquidó, incluso físicamente, al islamismo primigenio y, por cierto, a su vanguardia, el FIS. Iba ganando las legislativas cuando los militares dieron su golpe en enero de 1992 y se abrió la célebre “guerra civil a puerta cerrada” que costó unos 200.000 muertos. Sí, han leído bien, unos doscientos mil…
Abdelaziz Buteflika nada tuvo que ver en esto, y en 1999 se le llamó por quién poda hacerlo, los militares, para que fuera presidente… y ya está casi terminando su segundo mandato. Su política ha sido de apaciguamiento y reconciliación y ha servido, mal que bien, aunque sin entusiasmar a nadie. El sabe que el próximo parlamento será de hecho una asamblea constituyente, habrá una nueva Constitución y él, a sus 75 años y con mala salud, no deberá aspirar a la reelección en 2014… cuando, tal vez, la nueva Carta magna haya convertido el sistema en más parlamentario que presidencialista.
Todo esto, gane quien gane, y no ganará nadie de modo abrumador, es lo que está en juego este jueves en Argelia…