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Mariano Rajoy. :: EFE
ESPAÑA

Rajoy admite que ha pulverizado su programa electoral para reducir el déficit

El presidente advierte de que si es necesario seguirá tomando medidas que prometió no adoptar, como la subida del IVA

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy está dispuesto a convertir en papel mojado el programa electoral con el que ganó las elecciones generales si con ello logra reducir el déficit público al nivel pactado con la Comisión Europea. El presidente dejó claro ayer que adoptará cualquier medida que ayude a sacar a España de la crisis, «aunque no me guste y aunque haya dicho que no la iba a hacer». Se refería, entre otras, a la subida del IRPF decidida el 30 de diciembre, pero sobre todo al incremento del IVA previsto para 2013. Una medida que dice que «prefiere» no adoptar porque contradice su ideario, pero que pondrá en práctica sin vacilar si es necesario, como sostiene su equipo económico.

Si se consuma lo anunciado por el ministro de Economía, Luis de Guindos, hace diez días con relación a la elevación del gravamen al consumo, Rajoy solo tendrá dos promesas troncales inalteradas: mantener el poder adquisitivo de los ocho millones de pensionistas y no meter la tijera en las prestaciones por desempleo. Todo lo demás ha sido matizado, modificado o, simplemente ignorado, en aras de cumplir con el compromiso de bajar el porcentaje de los números rojos hasta el 5,3% a finales de este año y al 3% en 2013.

Un cambio de rumbo que, según confiesa Rajoy, ha sido muy difícil de digerir, pero que le ha venido impuesto por la desviación del déficit, de la que responsabiliza de manera clara a José Luis Rodríguez Zapatero. La prioridad, abunda, es reducir el déficit gastando mucho menos e ingresando un poco más «porque si no de esta no salimos», zanjó. Y los recortes y las reformas estructurales continuarán en los próximos meses porque, pese a todas las acciones emprendidas, «aún hemos de pedir fuera este año 50.000 millones de euros y si no nos lo dan, da igual que haga recortes o no, es que no podemos pagar».

A falta de que lo confirme el estudio del CIS que se conocerá hoy, Rajoy aceptó resignado que su popularidad ha caído de manera notable en las últimas semanas, sobre todo tras el tijeretazo de 10.000 millones en educación y sanidad.

Pese a ello, confía en que los ciudadanos sepan ponderar la extrema dificultad que conlleva gestionar esta coyuntura económica. «Yo sé que a los españoles no les gustan las decisiones que estamos tomando; oiga, como no me gustan a mí», exclamó Rajoy en una entrevista en Onda Cero. Confesó, asimismo, que tuvo que subir el IRPF nada más llegar llegar al palacio de la Moncloa «después de estar diciendo durante toda la campaña y los meses anteriores que yo no iba a subir el impuesto, pues a los cinco días tuve que subirlo».

El jefe del Ejecutivo, pese a que también prometió no hacerlo, culpó una vez más a la herencia recibida de Zapatero porque si hubiera cumplido con el déficit los sacrificios hubieran sido menores. Para hacer pedagogía recurrió a un ejemplo médico que explicara lo que supuso la desviación del déficit en un 2,5%. «Cuando llegamos al Gobierno pensamos que nos íbamos a encontrar un catarro o un resfriado (en alusión al 6% de déficit previsto), pero nos encontramos una neumonía (en referencia al 8,5% que se encontró)». El presidente se comprometió a cumplir con su promesa de anular el incremento del IRPF el 1 de enero de 2014 e, incluso, a bajar los impuestos, aunque admitió que «en una situación como esta no puedo hacer lo que me gustaría». Todo, por lo tanto, queda en el aire.

Rajoy no quiso poner paños calientes a las cifras del paro y dijo estar «profundamente descontento» con la cifra pese a que descendió poco más de 6.000 personas en abril. Pese a ello, defendió su reforma laboral y auguró que cuando el país recupere la senda del crecimiento servirá para crear empleo de mejor calidad.

Intervenir autonomías

Rajoy volvió a meter cierta presión a las comunidades autónomas. Por un lado, negó que el Gobierno maneje a corto plazo la intervención de algún gobierno regional, como le faculta la Ley de Estabilidad Presupuestaria, pero avisó de que «si alguna necesita ser intervenida, será intervenida».

Sí refrendó su apuesta por el actual modelo autonómico y rechazó cualquier posibilidad de marcha atrás, como pueda ser la recuperación de competencias por parte del Gobierno central. Sí mostró su preocupación ante un posible «hundimiento» del modelo territorial por falta de financiación, aunque su mayor inquietud en este asunto es eliminar duplicidades institucionales y competenciales, y fijar prioridades. En este punto hizo alusión a que España es el país «con más televisiones públicas» del mundo y se preguntó si es necesario.