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AGRICULTURA

El frío hace perder lo mejor de la campaña del espárrago

Los 250 cooperativistas de Alcalá del Valle esperan producir unos 500.000 kilogramos en una campaña que está generando unos 3.000 jornales

ANTONIO ROMERO
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. Las heladas no han dejado crecer lo suficiente a las plantas. Los esparragueros de Alcalá del Valle están viviendo una campaña complicada pero siguen trabajando duro para sacar adelante el cultivo social más importante de la zona. Unos 3.000 jornales están en juego y las malas condiciones climatológicas no son suficientes para que decaigan los ánimos de seguir adelante.

La recolección tampoco ha podido comenzar este año en enero, como pasó el año pasado, porque el frío no ha permitido que las garras den su fruto y en febrero las heladas también dañaron enormemente a las plantas. Esto ha provocado que los agricultores no hayan podido aprovechar la mejor parte de la comercialización, ya que en el mes de marzo «es cuando mejores precios se alcanzan y no teníamos producto», destaca el gerente de la cooperativa Los Europeos, encargada de la producción y distribución del producto.

Con todo, un año más se alcanzarán los 500.000 kilogramos de espárragos y los agricultores recibirán entre 1,60 y 2,65 euros por cada kilo. Europa será el destino del 85% de esta producción, siendo los principales clientes Italia y Francia, seguidos de Alemania, Suiza e Italia. Unos 250 cooperativistas son los que están implicados en la producción de espárragos y ellos se encargan de mimar las 250 hectáreas que se cultivan.

Un año más, el tiempo no va a permitir que se alcance la cifra de un millón de kilogramos, que se considera óptima, y se ha vuelto a quedar muy lejos los 1,6 millones de kilos que se alcanzaron hace unos años. Esto ha tenido consecuencias negativas en cuanto a la generación de empleos pero, aún así, actualmente hay unas 60 mujeres trabajando en las líneas de producción que tiene Los Europeos, por lo que se sigue considerando un cultivo social. Alcalá del Valle, pueblo de emigrantes, espera cada año como agua de mayo los jornales que este cultivo genera y el trabajo en la fábrica, dando vida durante algo más de cinco meses a una localidad principalmente agraria y que vive de la inmigración a los países de Francia y Bélgica.