Yolanda Barcina: «Con el tartazo me sentí humillada»
Es una de las cuatro mujeres al frente de una Comunidad Autónoma y se ha bajado el sueldo para dar ejemplo
MADRID Actualizado: GuardarNació en Burgos hace 52 años, ha vivido en Bilbao, Vitoria, Barcelona, Murcia... y durante 12 años ha sido alcaldesa de Pamplona, ciudad a la que llegó con 17 para estudiar Farmacia. La actual presidenta del Gobierno de Navarra es catedrática de Nutrición y Bromatología y cuando cambió la Universidad por la política pensó que era solo por tres años, pero ya van 15...
- Mujer hoy. Por cierto, presidenta, ¿qué es la Bromatología?
Yolanda Barcina. Es la ciencia que estudia los alimentos y no es ninguna broma. [Risas]. Viene del griego, porque 'bromos' significa alimento.
- ¿Se aburrió de investigar quesos de oveja y por eso se pasó a la política?
Estaba investigando la denominación de origen del Roncal o el Idiazábal –ambos de origen navarro– cuando Miguel Sanz me ofreció ser consejera de Medioambiente. Lo conocí tomando un café con el rector de la Universidad Pública. Al día siguiente decidió incorporar una persona más a su gabinete.
- Flechazo a primera vista por ambas partes...
Yo ya era catedrática y vicerrectora de la Universidad Pública, si no hubiese estado en el máximo rango académico de mi carrera en la Universidad, quizá, hubiera dicho que no. Me pareció un reto apasionante para unos pocos años.
- Tres años después fue elegida alcaldesa y adoptó un niño de 10 meses, al que reconoce que veía al desayunar y cenar, ¿se imaginaba así la conciliación?
La decisión de adoptar fue anterior a ser alcaldesa, estaba en el Gobierno de Navarra pero pensando que ya me volvía a la Universidad. Los trámites son muy lentos y duraron tres años; para cuando se resolvió ya me había liado en la alcaldía.
- Después de tres años de espera, ¿cómo recuerda el momento en el que conoció a su hijo?
¡Uff! [se le iluminan los ojos], fue tremendamente especial. Ese instante, en el orfanato, cuando coges al niño entre tus manos... Son imágenes que no se te olvidarán nunca.
- Al regresar de Bolivia con Óscar en brazos, ¿no le entraron ganas de dejar la política?
Sí, en ese momento, por la noche, cuando estaba en casa con mi hijo pensé: ¿habré actuado bien? Era consciente de que ya era para toda la vida. Tú entras en política sabiendo que te puedes ir al cabo de unos meses o de unos años, pero la decisión de tener un hijo no tiene vuelta atrás. Hay momentos en los que piensas de todo pero la verdad es que ¡vale la pena!. MujerHoy.com