La reunión de Cádiz será el test definitivo
El Gobierno aspira a recuperar influencia en Latinoamérica a través de la revitalización de las cumbres iberoamericanas
MADRID.Actualizado:La XXII Cumbre Iberoamericana se celebrará del 16 al 17 de noviembre en Cádiz y será el test definitivo para comprobar el estado de salud de este foro. El Gobierno va a poner toda la carne en el asador para que estén presentes todos o la gran mayoría de los presidentes de los 22 países que forman este foro que languidece año tras año por la falta de resultados concretos y por la acumulación de otros encuentros regionales similares.
Pero el Ejecutivo tiene también una razón menos generosa y más prosaica para que la cita sea un éxito, pues pretende que sea la palanca para que España reconquiste el liderazgo, o al menos recupere su capacidad de influencia, entre la comunidad iberoamericana.
El Ejecutivo es optimista y el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, dijo en febrero, antes de la crisis con Argentina por la nacionalización de YPF, que se atrevía a «prometer que prácticamente todos (los presidentes) estarán en la cumbre» de Cádiz. Ahora la ausencia de Cristina Fernández de Kirchner casi se da por descontada en círculos diplomáticos.
Mariano Rajoy también está empeñado en la tarea de que la cita sea un éxito y ya se ha entrevistado con los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Perú, Ollanta Humala; Chile, Sebastián Piñera; México, Felipe Calderón; y Colombia, Juan Manuel Santos, para comprometer su participación. El encuentro clave tendrá lugar entre el 20 y 21 de junio en Brasil, donde el presidente del Gobierno se entrevistará con Dilma Rousseff. No será fácil convencer a la presidenta porque Brasil, la gran potencia de la región, juega un papel secundario en los cónclaves iberoamericanos y está más interesado en potenciar los foros para países del continente, como la Cumbre de las Américas o la Unión de Naciones Suramericanas.
España está resuelta a revitalizar el sistema de cumbres porque, para empezar, la idea es suya con el objetivo potenciar la comunidad iberoamericana en los escenarios mundiales y, en la medida de lo posible, tener en ellos actuaciones coordinadas. Además, el grueso de la financiación de las citas anuales y de la Secretaria General Iberoamericana recae sobre sus bolsillos.
La primera cumbre se celebró en la ciudad mexicana de Guadalajara en 1991 y congregó a todos los presidentes iberoamericanos. Con el paso del tiempo la participación empezó a menguar y a la habitual ausente desde 2000, Cuba, empezaron a sumarse otros. Por ejemplo, en Costa Rica hace ocho años faltaron seis mandatarios, entre ellos los de Argentina y Brasil. Rajoy, entonces líder de la oposición, despreció la reunión porque no había ido «ni el tato». El mayor fiasco fue el del año pasado en Paraguay, a la cita fallaron 11 mandatarios.
Rajoy quiere ahora que es presidente que en la cumbre de Cádiz no falte ni «el tato». El pleno es casi imposible, pero por el Gobierno no va a quedar. Un nuevo fracaso sería la puntilla del proyecto.