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Draghi insta a Rajoy a recortar el gasto, no subir impuestos y bajar inversion
El BCE elude comprometer nuevas medidas de estímulo por ahora y mantiene el precio del dinero en el 1%
BARCELONA. Actualizado: GuardarEl hecho de que el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se celebrara ayer en Barcelona y con España en el ojo del huracán no fue motivo suficiente para que el instituto emisor aflojara el lazo. Su presidente, Mario Draghi, no quiso prometer nuevas medidas de estímulo que podrían ayudar a relajar la prima de riesgo con la excusa de que necesita tiempo para evaluar el impacto de las ya adoptadas. Aunque eso no fue una gran decepción ya que no había muchas esperanzas al respecto. Lo que sí resultó más llamativo fue la advertencia que hizo a Mariano Rajoy al afirmar que «subir impuestos y reducir inversiones» es el «camino fácil» al que han recurrido algunos gobiernos en situación de «emergencia», una política que en su opinión habría que «corregir» en cuanto fuese posible. Lo que se debe hacer, a su juicio, es recortar el gasto corriente.
Draghi compareció ante la prensa a las 14.30, tras el consejo de gobierno, escoltado por el vicepresidente del BCE, el portugués Vitor Constâncio, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Este último solo intervino al principio para explicar que la costumbre de celebrar reuniones fuera de Fráncfort atiende a la necesidad de «acercar el banco a los ciudadanos». Pero si los ciudadanos esperaban ayer apoyo del BCE, probablemente se llevaron un chasco porque el instituto emisor insistió en su mensaje de que para salir de la crisis no queda otra que austeridad y reformas estructurales.
El economista italiano tuvo ocasión de explicar ayer qué quiso decir cuando en una reciente comparecencia ante el Parlamento Europeo reclamó un pacto para el crecimiento, lo que se entendió como su apoyo al cambio de discurso de la UE frente a la férrea austeridad impuesta por la canciller Angela Merkel. Pues bien, Draghi sí cree que hay que poner el crecimiento en el «centro de la agenda», con medidas como el refuerzo del Banco Europeo de Inversiones, pero que este objetivo «no es contradictorio» con el ajuste fiscal, en el que hay que «perseverar». A su juicio, en la crisis de los 80 se aprendió que la forma de salir del pozo es aplicar con firmeza reformas estructurales, e hizo una especial mención a la laboral para aumentar la flexibilidad, la movilidad y la igualdad. En su opinión, ahora hay un desequilibrio en detrimento de los jóvenes y por eso es el segmento más afectado por el paro.
Mario Draghi aseguró ayer que «entendía» la «rabia de los pobres jóvenes desempleados». Es más, llegó a decir que empatizaba con ellos siempre que su protesta no adquiriese rasgos violentos.
Draghi aplaudió los progresos realizados por muchos países en consolidación fiscal, pero también advirtió que algunos deberían ser «más ambiciosos en las reformas». En ese momento hablaba en general, sin referirse a nadie en concreto, en su intervención inicial. Cuando fue preguntado por España solo tuvo palabras de elogio a Rajoy por haber «desplegado grandes esfuerzos en un brevísimo espacio de tiempo». Pero varios de los mensajes que lanzó a continuación se interpretaron como dirigidos claramente al Gobierno español. Entre ellos, ese de que no vale tirar por el camino fácil de subir impuestos y recortar inversiones para cuadrar las cuentas cuando lo que hace falta es meter la tijera en el «gasto corriente». También se dio por hecho que se refería a España cuando dijo que si había dudas sobre el sistema financiero había que afrontarlas con rapidez, aunque también expresó su confianza en que así se hará. No quiso entrar en si era o no necesario recurrir para ello al fondo de rescate europeo como recomienda el Fondo Monetario Internacional.
En resumen, a los gobiernos les recomendó profundizar en las reformas y también puso deberes a la Unión Europea, a la que pidió una hoja de ruta para saber qué va a ser del euro dentro de diez años, si vamos hacia una unión presupuestaria con mayor cesión de soberanía nacional a un gobierno europeo.
En junio
Y, mientras tanto, ¿qué podemos esperar del BCE? Esa fue la pregunta más repetida. Draghi se mostró satisfecho con las medidas adoptadas hasta ahora y que, eso sí hay que reconocerle, han sido bastante innovadoras y rompedoras con la ortodoxia del Bundesbank, que las critica sin cesar. En particular, afirmó que gracias a las dos subastas de liquidez concedidas al sector financiero se había evitado «el colapso de la banca». Ahora bien, no quiso comprometerse con una tercera ronda porque es prematuro y porque todavía hay que esperar un tiempo para ver sus efectos, que solo ahora empiezan a hacerse visibles. No obstante, no cerró la puerta a nuevas inyecciones y aseguró que la cuestión se trataría en junio.
Tampoco fue muy concreto con la posibilidad de reactivar la compra de bonos de países acosados como España. «El programa sigue ahí, pero no es eterno ni infinito», recordó con las mismas palabras que utilizó recientemente. En cuanto a la tasa de interés, que se mantiene en el mínimo histórico del 1%, más de lo mismo. No se puede dar por hecho una rebaja en el futuro ni tampoco descartarla porque se limitó a explicar que los últimos indicadores revelan una mayor incertidumbre económica, pero que mantienen el escenario de una recuperación en la segunda parte del año.
La inflación no parece preocupar especialmente porque, a pesar de que se encuentra por encima del 2%, «su evolución es compatible con la estabilidad a medio plazo». O sea, que el BCE cree que ha cumplido por ahora y antes de volver a actuar prefiere comprobar que los demás también cumplen.