El etarra del ala dura
De Juana es uno de los hombres de ETA más despiadados: mató a 25 personas en dos años y durante los 28 que pasó en la cárcel celebró los atentados de la banda de forma ostentosa
MADRIDActualizado:Iñaki de Juana Chaos es uno de los miembros de ETA más despiadados. La fama se la ha ganado a pulso y no solo por los atentados que cometió mientras estuvo en activo, sino con sus comportamientos en la cárcel, donde celebraba ostentosamente cada muerte a manos de la banda. De Juana nació en Legazpi hace 57 años y entró en ETA en 1983, cuando era uno de los ertzainas de las primeras promociones. Ese mismo año huyó a Francia después de que la célula en la que militaba robase 112 pistolas a la Policía Autonómica.
En 1985 pasó a formar parte del 'comando Madrid', el mismo que cometió algunos de los atentados más salvajes de la organización. En dos años, De Juana mató a 25 personas. Fue detenido en 1987 y condenado en 1990 a 2.232 años de cárcel por una de las acciones terroristas más cruentas de la historia de ETA: la explosión de un coche bomba en la plaza de la República Dominicana de Madrid que acabó con la vida de 12 agentes.
En 1990 la banda preparó un plan de fuga en helicóptero para De Juana, pero no funcionó. Las Fuerzas de Seguridad del Estado lo desbarataron y detuvieron a cuatro etarras. A partir de este momento, siguió recibiendo condenas que sumaron hasta 3.000 años de privación de libertad. Eso sí, esto no impidió que mantuviese su influencia en la organización terrorista. De hecho, en 1997, durante el secuestro del funcionario José Antonio Ortega Lara, el entonces director de Instituciones Penitenciarias, David Beltrán, se reunió con él para buscar una solución al caso. No sirvió de nada y Ortega Lara fue liberado por la Guardia Civil cuando la banda había decidido dejarle morir de hambre
Champán y langostinos por el asesinato de Tomás Caballero
El guipuzcoano ha pasado entre rejas 18 años y ha dejado una huella imborrable en algunos funcionarios. Jamás mostró empatía ni compasión por sus víctimas. Se alegraba tras cada atentado cometido por sus compañeros. Cuentan, por ejemplo, que tras el asesinato del edil de UPN Tomás Caballero en 1998 pidió una tarta, langostinos y champán en el economato de la prisión de Melilla.
Ese mismo año también fueron tiroteados en Andalucía el concejal Alberto Jiménez Becerril y su mujer, otra acción jaleada por De Juana. "Me encanta ver la cara desencajada de los familiares en los funerales. (...) Esta acción de Sevilla ha sido perfecta. Con ella he comido para un mes", escribió. Porque otra de las cosas que caracterizaban al preso era su afición a escribir de forma compulsiva -tiene tres libros cuyos derechos están embargados para resarcir a sus víctimas- y leer todo lo que se publicaba relacionado con él.
Huelgas de hambre
El 7 de agosto de 2006, el etarra comienza una huelga de hambre en la cárcel de Algeciras para reclamar su puesta en libertad. Considera que el alargamiento de su pena, un tema que coleaba desde 2004, es una injusticia. En un primer momento apenas recibió apoyos del resto de presos de la banda, pero cuando su situación empeoró, Batasuna convirtió su causa en propia.
Su salud llegó a resentirse muchísimo y De Juana tuvo que ser hospitalizado por orden de la Audiencia Nacional. En el Hospital 12 de Octubre de Madrid fue alimentado por la fuerza. Tras 63 días de ayuno, había perdido 14 kilos. En ese momento también se filtró que la Fiscalía estaba estudiando rebajar la petición de pena de 96 años por pertenencia a banda armada y amenazas terroristas en relación a dos cartas publicadas en 'Gara' en diciembre de 2004.
Durante el juicio, el terrorista presentó sus textos como una denuncia de su situación penitenciaria, unas palabras que los responsables de prisiones entendieron como una amenaza y se lo hicieron saber al juez. El resultado fue una condena a 12 años y siete meses de cárcel. Un día antes de que el fallo se hiciera público, De Juana se declaró otra vez en huelga de hambre y juró llevarla hasta sus últimas consecuencias.
El ayuno volvió a probar su resistencia física y en noviembre fue ingresado de nuevo en el Doce de octubre. También regresaron los fantasmas de si rebajarle la pena o no. Al final, el Supremo dejó la condena en tres años. De Juana abandonó la huelga de hambre el 1 de marzo, tras cien días y puso rumbo al País Vasco.
Huido desde 2010
Desde aquí viajó hacia Irlanda del Norte, donde estuvo viviendo con su esposa tras el pago de una fianza y a la espera de una apelación presentado por sus abogados contra una orden de extradición a España. La Justicia le reclamaba para averiguar si fue el autor de una carta leída por una mujer en el homenaje que se le rindió en agosto de 2008 en San Sebastián y que podría constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Desde el 25 de marzo de 2010, De Juana está huido. Ese día fue el último que compareció en la comisaría de Belfast, donde se personaba diariamente para firmar el libro de registros y cumplir con las condiciones de libertad vigilada que se le había impuesto.