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Deportes/Motor

Un ambiente ahogado por la lluvia y las decepciones

Los reveses a los españoles sobre el circuito y la frialdad del húmedo clima impiden desatar la euforia de una afición más calmada que en ediciones precedentes

J. M. AGUILERA
JEREZ.Actualizado:

La crisis económica, el pesimismo social, el desánimo generalizado... Con la que está cayendo, y para colmo se pone a llover. Eso sí, con cuentagotas, estropeando lo justo. Pero esa amenaza permanente, las predicciones de los gurús meteorológicos y el clima gélido, desapacible de la mañana jerezana enfriaron los ánimos de una hinchada que en muy pocas ocasiones engancho como en ediciones precedentes.

El Gran Premio de España de Motociclismo volvió a tener una excelente acogida, sin la euforia ni el éxtasis que aportan otras circunstancias imponderables y que este fin de semana no han concurrido. Después de dos tranquilos días de entrenamientos, le tocaba el turno a la competición y entre las principales diferencias destacan los rostros de esos famosos que no se pierden nada. Por el 'paddock' se dejó ver la cantante Chenoa, el chef Karlos Arguiñano, con su propio equipo de carrera. El periodista Jesús Quintero, el loco que animaba desde la colina.

Políticos de toda clase y signo, rivales como Francisco González Cabaña y José Loaiza que se unían para felicitar a los dos pilotos gaditanos. Luciano Alonso con Carmelo Ezpeleta, la periodista Samanta Villar en plena grabación, y muchos y muchos aficionados más que hacen de Jerez uno de los premios con mas apoyo popular.

Pero es que la jornada se empeñaba en sesgar cualquier conato de euforia, pues en cuanto saltaba la chispa, se apagaba el ardor. En Moto3 la caída de Maverick Viñales y la salida de Rins ofuscó a una grada deseosa de arrancar al comprobar que el cielo se mostraba piadoso. En Moto2 disfrutaba con los adelantamientos entre Márquez y Espargaró cuando levantaron la mano y la bandera roja cayó como una guillotina cortando la carrera por las primeras gotas de la mañana. Y en la categoría reina, Lorenzo y Pedrosa se derretían ante la destreza del hombre de hielo, Casey Stoner, y la emoción por la infructuosa remontada final acabó con un suspiro ahogado.

Una rápida mirada al suelo, fugaz, para recuperar el buen tono y refugiarse en el sonido de los motores y el humo de los escapes y la rueda quemada. Aplausos finales para los vencedores, para los perdedores que en Jerez no reciben esa cruel denominación, y sobre todo para los que en pos del espectáculo acabaron besando el asfalto en un trazado peligrosa por la inestabilidad del tiempo. Y en el 'paddock', el espectáculo de siempre. Derroche, belleza y jolgorio, una realidad paralela en la que ampararse en caso de necesidad.