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Una pantalla en la Corte Especial de Freetown (Sierra Leona) permite seguir el juicio de La Haya. :: AFP
MUNDO

La Haya condena al liberiano Charles Taylor por crímenes de guerra

La Corte declara al exjefe de Gobierno culpable de promover y apoyar a la guerrilla de Sierra Leona

GERARDO ELORRIAGA
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El expresidente liberiano Charles Taylor fue declarado ayer culpable de once crímenes de guerra y contra la humanidad por el Tribunal Especial de la ONU para Sierra Leona, reunido en La Haya. El jurado expuso su convicción de que el acusado, de 64 años de edad, promovió tales delitos en el país contiguo al suyo mediante el apoyo militar a la guerrilla del Frente Revolucionario Unido (RUF). El conflicto sierraleonés provocó más de 50.000 muertos y más de dos millones de refugiados entre 1991 y 2001.

El reo habrá de esperar la adjudicación de la pena definitiva, que cumplirá en una cárcel británica. La condena resulta especialmente relevante porque afecta a un exjefe de Estado. El pasado mes de marzo, la institución judicial internacional fue también el escenario de otra sentencia inculpatoria contra Thomas Lubanga, caudillo congoleño que permanece recluido en la cercana prisión de Scheveningen.

Pero la trascendencia del fallo esconde una realidad compleja y sorprendente. La condena, que incluye delitos como el asesinato y las mutilaciones, la esclavitud sexual o el enrolamiento de niños, reconoce que Taylor no participó en los actos directamente, sino que su interés era puramente económico. El apoyo a la milicia directamente responsable de las atrocidades tenía como objeto el control del comercio de las piedras preciosas provenientes del país vecino. El regalo de varios brillantes a la top model Naomi Campbell es una de las pruebas esgrimidas de esa condición de privilegiado intermediario.

Los estudios de entidades independientes en torno a los denominados 'diamantes de sangre' y las declaraciones de Taylor a lo largo del juicio, que ha durado cinco años, han revelado implicaciones de alto nivel. El expresidente ha reconocido su asociación mercantil con el telepredicador Pat Robertson, adalid de los ultraconservadores estadounidenses, o sus negocios con Victor Bout, el famoso mercader de armas.

Algunas investigaciones van más allá y aseguran que durante 1997 y 2003 Liberia fue la 'Disneylandia del crimen internacional'. La demanda de brillantes ajenos al control internacional está motivada por su fácil transporte y rápida conversión en efectivo en cualquier parte del mundo. Según estas fuentes, el acusado proporcionó la preciada mercancía a las mafias balcánica y sudafricana e, incluso, a Al-Qaida.

En realidad, las mayores violaciones de los derechos humanos atribuibles al prisionero se encuentran en su propio país. El conflicto liberiano provocó 100.000 muertos y existe el temor de que un tribunal específico pueda reavivar el drama, ya que algunos de sus instigadores siguen en el ejercicio de la política.