Fallecen dos militares tras explotar el motor de su avión
Los dos muertos, un capitán y un alférez, iban de entrenamiento e intentaron saltar antes de que la aeronave se precipitara entre llamas
MADRID.Actualizado:«Escuché un ruido muy grande detrás de mí, me giré y vi un avión a baja altura. De pronto la sombra se metió entre los árboles de enfrente, noté un estampido en el suelo y un segundo después, que para mí fue un mundo, porque en estos casos el tiempo es muy subjetivo, presencie un fogonazo y las llamas».
Faltaban 15 minutos para las 11.00 de las mañana de ayer y a este testigo le cogió el accidente aéreo en el que fallecieron dos militares en una parada de autobuses situada junto a la carretera M-121, que une las localidades madrileñas de Meco y Alcalá de Henares.
El hombre, abogado de profesión, acababa de visitar a un cliente en la cárcel Madrid II, conocida como Alcalá Meco, cuando presenció la trágica secuencia que ha llevado el luto al Ejército del Aire.
Apenas a unas decenas de metros de distancia, en un descampado aledaño a la carretera autonómica, los restos del aparato quedaron diseminados en un área de unos mil metros cuadrados. Se trata de un avión de instrucción C-101, el modelo que más horas de vuelo ha realizado en la historia de la Academia General del Aire y que permite una formación desde las primeras fases hasta la transición a los aviones de combate. Con el se han formado más de 2.000 pilotos.
El testigo fue el primero en avisar a los servicios de emergencias 112, que le preguntaron si podía confirmar la existencia de supervivientes. Imposible. Las llamas ocupaban todo el descampado. Poco después llegaron las primeras dotaciones de bomberos y varias ambulancias, y tras ellos una pléyade de militares y guardias civiles que acordonaron rápidamente la zona.
Intentaron saltar
Las primeras pesquisas oculares hicieron temer lo peor. El impacto había sido fortísimo, los partes del C-101 estaban por todos lados y en los restos de la cabina los sanitarios hallaron restos humanos prácticamente calcinados y los dos paracaídas desplegados.
Poco después se confirmaba, a través de la Delegación del Gobierno, que habían fallecido los dos pilotos, un capitán instructor de 35 años y su alumno, un alférez de cuarto curso de la Academia de San Javier, en Murcia. Las identidades de ambos, pese a que se conocían, no fueron difundidas por petición expresa de sus familias, según informó el Ministerio de Defensa.
Fuentes de la investigación apuntaron que la hipótesis más probable del accidente es que el avión, que realizaba un vuelo de entrenamiento San Javier-Madrid-San Javier, tuviera un fallo del motor o sufriera una explosión que precipitó su caída «entre llamas». Otro indicio es que los pilotos intentaron saltar del avión al percibir el peligro, pero no les dio tiempo o se vieron sorprendidos por el incendio. Las citadas fuentes no quisieron pronunciarse sobre posibles factores externos, niebla o poca visibilidad en una mañana lluviosa en Madrid, o el fallo humano.
El último accidente mortal de un avión C-101 se produjo en septiembre de 2005. Ocurrió en Baeza (Jaén), cuando un capitán del Ejército del Aire murió al estrellarse contra una vivienda, en la que se encontraban una mujer y su hija de ocho meses, que también fallecieron.