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El adiós a la 'Décima' reabre el debate sobre los métodos 'Mou'

Se le acusa de replegar al equipo con 2-0, de regalar el balón al Bayern, de no utilizar el banquillo y de 'quemar' a hombres clave como Xabi Alonso

IGNACIO TYLKO
MADRIDActualizado:

Sensaciones contrapuestas en la 'jornada de reflexión' del Real Madrid el día después de la eliminación por penaltis ante el Bayern de Múnich. Tristeza por no poder estar en una final de 'Champions' que se presagiaba bastante barata contra un Chelsea mermado por la ausencia de cuatro titulares, amargura por no haber noqueado a los bávaros cuando estaban contra las cuerdas, pero satisfacción contenida porque el próximo domingo podría coronarse campeón de Liga de forma matemática y acabar con tres años de dictadura azulgrana. Para alzarse con el título, los de Mourinho tendrían que vencer al Sevilla, partir de las 12,00 del mediodía, y el Barça caer luego en Vallecas, en el choque que dará comienzo a las 21,30 horas.

Acabado el duelo ante los de Heynckes, 'Mou' fue el primero que trató de levantar la moral al vestuario. Valoró el esfuerzo de sus jugadores, les felicitó por su «mentalidad increíble» para afrontar un partido muy duro ante un rival que reservó a más de medio equipo el fin de semana, y les recordó que ahora hay que ir a por la Liga, una competición con mucho valor y de la que deben sentirse muy orgullosos. «No puedo pedir más a los míos. Creo que se merecieron ganar», sentenció en la conferencia de prensa oficial. No recriminó ningún error individual de sus pupilos, aseguró que fallaron los penaltis los que tuvieron «más huevos», habló de un partido épico y destacó la «dificultad» y el mérito de alcanzar dos semifinales de la Copa de Europa en dos años después de seis años caído en octavos.

Pero ni el aliento de Mourinho ni el horizonte próximo de un título de Liga de alto valor simbólico pueden esconder los errores del Madrid en la eliminatoria ante los alemanes. Unos fallos que ahondan en las divergencias entre un sector de la plantilla, liderada por el capitán Iker Casillas, y el entrenador. «Ha sido un varapalo para todos. El partido se nos ha ido. Quizá con el 2-0 pecamos de aguantar el resultado», dijo el guardameta, el mejor de los locales, en una crítica, sin ambages, al planteamiento conservador del portugués.

Superadas las emociones de un duelo emotivo, llegó la hora de los análisis, de buscar los porqués de la derrota sin quedarse en los tópicos de la mala suerte y de la lotería de los penaltis. Del mismo modo que se alaba a Mourinho por una salida en tromba que volteó a la eliminatoria en apenas 14 minutos y encendió a una grada entregada, se le critican todas las decisiones posteriores que enmudecieron el Bernabéu y preludiaron la eliminación. ¿Por qué el Madrid dio primero un paso atrás y luego dos? ¿Por qué regaló el balón y el terreno al Bayern? ¿Por qué insistió con Xabi Alonso como único centrocampista puro capaz de dar salida del balón? ¿Por qué esperó al desenlace en los penaltis con aparente satisfacción?

Incógnitas sin despejar

'Mou' no respondió a ninguno de estos interrogantes, más allá de la presión de sus hombres y el temor a encajar un gol que echara todo por tierra, ni realizó autocrítica alguna. Volvió a las excusas como argumento. Se quejó del calendario, del desgaste de un equipo que venía de jugar el clásico mientras el Bayern pudo oxigenarse en la Bundesliga, e incluso en Telemadrid recordó que con los arbitrajes de la UEFA no tiene suerte en semifinales, cuando se le preguntó por el posible derribo de Neuer a Granero que se saldó con amarilla al canterano por tirarse.

También el técnico luso pudo haber rotado más a su plantilla cuando alcanzó una ventaja de diez puntos sobre el Barça. Que Mourinho solo confía en once ó doce jugadores quedó claro al ver que no movió el banquillo hasta un cuarto de hora del final. Entró Kaká, silbado luego por la afición ya que no aportó nada, y en la prórroga apostó por Granero e Higuaín. Después de 500 millones de presupuesto y 55 millones en fichajes, es reprochable que el Madrid no disponga un banquillo convincente. Y eso es responsabilidad del Mourinho mánager general, más que del entrenador. Sahin, Altintop y Varane, tres de sus fichajes, no estaban ni convocados para uno de los duelos clave de la temporada, Coentrao no jugó esta vez y a Callejón le ha infrautilizado a lo largo de la campaña.

Al entrenador también se le reprocha que, justo después de la eliminación, desviara la atención al anunciar que seguirá el año próximo si el club quiere y piensa que puede aportar algo más. Dijo que la «empatía» con los rectores del club «crece día a día», pero añadió que «los clubes tienen que adaptarse a la evolución de los tiempos y las mentalidades tienen que cambiar». Desde algunos sectores se ha interpretado como una petición a Florentino Pérez para que incorpore una figura que respalde públicamente el discurso del entrenador. No le valía Jorge Valdano y para esta faceta tampoco le sirven Butragueño, director de Relaciones Institucionales, y Pardeza, director deportivo. Solo Eladio Paramés, su portavoz, ha salido siempre en su defensa.