«Tengo miedo de que se caiga el techo y me haga una tortilla»

Resulta extraño creer que ha estado en el hospital por un problema con los bronquios. Más increíble que tenga ya 87 años por la vitalidad que rebosa. Pero, lo más raro es que nadie se preocupe por la situación en la que se encuentra su casa como consecuencia de una apertura de calle.

Ana Ramírez asegura que su casa está llena de grietas y que suelo se ha abombado debido a la obra que se acomete bajo su casa, «A mí no me gusta quejarme por quejarme pero tengo miedo de que se caiga el techo y me deje hecha una tortilla».

El derribo de la vivienda que colindaba con la suya para conectar la Avenida de la Marina con la Ronda del Estero, causó graves desperfectos en su fachada que la han tapado con espuma y así lo han dejado. «Es que no tengo dinero y si pudiera yo mismo lo arreglaba porque me gusta más un palaustre. Me dijeron que iba a venir alguien a ver cómo estaba mi casa pero nada de nada».

En el callejón Nuevo también se da esta circunstancias «pero a ellos sí que se lo han puesto todo bonito y a mí ni me hacen caso. Solo reclamo lo que creo que es justo». A pesar de su edad tiene suficiente fuerza para luchar por ello porque «no saben que conmigo no van a poder».

Con habilidad se mueve por su casa para mostrar las grietas que se encuentran en su vivienda. «He estado comiendo y temblando por culpa de las máquinas que parecía que tenía el baile del 'sambito' y nunca he dicho nada. Lo único que quiero es que me arreglen lo que me han destrozado».

De esta manera, Ana espera que algún día venga «alguien a decirme algo» porque considera que no puede seguir viviendo de esta manera. Los vecinos también aseguran que es una injusticia lo que está padeciendo Ana y que desde luego «no tiene nombre» que nadie se haga responsable.