Mitt Romney se consolida como nominado mientras Gingrich prepara su retirada

Pensilvania, el estado natal de su rival Rick Santorum, coronó el martes a Mitt Romney como el republicano que dará la batalla en noviembre a Barack Obama. Junto a este Estado clave para ganar la Casa Blanca, otros cuatro celebraron primarias y demostraron que el candidato mormón ya no tiene rivales.

Uno de los que había prometido no abandonar la batalla hasta la convención del Partido Republicano -a final de agosto- anunciará su retirada el próximo martes, según contaron ayer sus colaboradores. Newt Gingrich podía haberlo hecho ayer mismo, pero alega problemas logísticos para juntar a su familia y a sus seguidores en Washington para su último acto. En la práctica, es difícil pensar que el viejo zorro del Congreso que hiciera la vida imposible a Bill Clinton mientras fue portavoz de las Cámaras se retire sin negociar una salida con Romney. De lo que salga de esas conversaciones dependerá que Gingrich dé su apoyo al hombre al que públicamente ha acusado de no poder vencer a Obama.

Romney anunció en New Hampshire, donde ganó sus primeras primarias en enero pasado, que su campaña acaba de entrar en una nueva fase. Se acabó el tiempo de gastar esfuerzos y dinero en atacar a sus rivales dentro del partido. Ahora que su nominación ya esta clara, aunque carezca de los delegados que necesita para hacerla oficial, todos sus recursos se dirigirán a atacar a Obama. Es hora de unir al partido y empezar a cortejar el voto de los independientes que necesita para ganar la Casa Blanca.