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Cristóbal Montoro debate, en el Congreso, las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado. :: P. CAMPOS / EFE
ESPAÑA

El Gobierno se jacta de sacar adelante sus recortes y reformas sin ningún respaldo

El Ejecutivo asume su soledad parlamentaria y rechaza el veto a los Presupuestos de toda la oposición gracias a la mayoría absoluta del PP

ALFONSO TORICES ALFONSO TORICES
MADRID.Actualizado:

El Gobierno constató ayer en el Congreso, por primera vez desde el inicio de la legislatura, que ningún grupo político, incluido CiU, su exsocio ocasional, está dispuesto a acompañarle en la convalidación de las impopulares actuaciones y recortes que contienen los Presupuestos del Estado para 2012. Y lo que es más grave, según fuentes populares, sacó la sensación de que no se trata de un hecho aislado sino de una situación que puede ser irreversible.

Su respuesta, lejos del desánimo, fue dejar claro a los partidos de la oposición, pero también a la UE y a los mercados financieros, siempre al acecho de la más mínima debilidad, que la soledad parlamentaria no le hará variar ni un ápice su hoja de ruta, esto es, el cumplimiento cueste lo que cueste del objetivo del 5,3% de déficit público este año. Tanto Mariano Rajoy, que hizo una de sus escasísimas declaraciones públicas, como Cristóbal Montoro se jactaron de que, aunque prefieren transitar este camino acompañados, no necesitan de nadie para sacar adelante las medidas que consideran necesarias.

Como le gusta decir a Montoro, hechos mejor que palabras. A la mayoría popular del Congreso, con la exigua colaboración del diputado de UPN y el del Foro Asturias, le sobraron votos, pese a sus ausencias, para tumbar las diez enmiendas de devolución al Gobierno de los Presupuestos presentadas por la oposición en bloque y para iniciar la tramitación parlamentaria de un proyecto que tiene garantizada su aprobación definitiva el próximo junio gracias a los 186 diputados del PP. Las enmiendas de totalidad fueron derrotadas por 182 votos a 156.

El presidente del Gobierno subrayó a la salida del hemiciclo que no les temblará el pulso para volver a repetirlo. Dijo que, gracias al amplio grupo parlamentario logrado en las elecciones generales, su gabinete tiene «fortaleza y capacidad para tomar las medidas que son buenas para España, las que necesita». Indicó que este dato, en la complicada situación económica por la que atraviesa el país, no hay que verlo con la prevención del tradicional 'rodillo' parlamentario sino como algo «positivo» porque da al Ejecutivo «seguridad y estabilidad», ya que le permite «gobernar y tomar decisiones» sin tener que depender de terceros. Posiblemente con la vista puesta en Holanda, que ha tenido que convocar elecciones ante la imposibilidad de lograr mayorías para sacar adelante sus reformas y ajustes, añadió que ya le gustaría estar en idéntica soledad política a muchos gobiernos europeos, que «tienen más dificultades» para dar los pasos que necesitan.

Asume el desgaste

Rajoy, no obstante, es consciente del desgaste que va a sufrir en solitario y de que la falta de apoyos políticos puede acelerar la contestación social. Sin pararse esta vez a atribuir culpas a la herencia recibida de los socialistas, reconoció que sus Presupuestos contienen «medidas difíciles, duras y que no gustan», pero, al mismo tiempo, aseguró que, «sinceramente, estamos haciendo lo que hay que hacer», y con la aplicación de su estricta dieta de ajustes y reformas, «lo vamos a conseguir».

El argumentario que desplegó Montoro minutos antes en el pleno fue casi idéntico. Relativizó la crítica unánime de la oposición a los Presupuestos porque el Gobierno tiene «los apoyos que le ha dado la mayoría de la sociedad, que le otorgan una gran estabilidad política». «Lo que algunos llaman soledad -destacó- es una mayoría absoluta». «¿Cuántos gobiernos europeos pueden actuar en soledad?», preguntó en perfecta sintonía con Rajoy.

Y dicho esto lanzó su aviso a navegantes. El cumplimiento este año del objetivo de déficit del 5,3% por todas las administraciones públicas es «irrenunciable» porque «nos estamos jugando España». El Ministerio de Hacienda, insistió, será «inflexible» en la exigencia de austeridad máxima a las comunidades autónomas, sin que le tiemble el pulso para acordar la intervención «si (alguna) no está en la senda de consecución del déficit».

Después de escuchar una avalancha de críticas y de denuncias de agravios territoriales de todos los grupos nacionalistas de la cámara, y tras tener claro que Rajoy puede dar por perdida la colaboración habitual de CiU, aparcó los paños calientes y contestó con dureza. Señaló que el esfuerzo y los sacrificios para sacar al país de la recesión y del punto de mira de los mercados deberían ser una tarea conjunta porque todas las administraciones perderán si pierde España. Desde ese análisis, el ministro de Hacienda espetó a los nacionalistas que «es el momento de dejarse de mirar el ombligo» y, sin personalizar, pero en un indudable mensaje para CiU, añadió que también debe terminarse con «el qué hay de lo mío».