El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, a la izquierda, con su homólogo chino Hu Jintao. :: K. I. / AFP
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Sudán del Sur se declara en estado de guerra contra el norte

El presidente Salva Kiir asegura que la situación es crítica tras dos días de intensos bombardeos de las fuerzas aéreas enemigas contra su país

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Sudán del Sur se encuentra inmersa en un conflicto abierto con su vecino del norte, del que se desgajó hace menos de un año. Los ataques aéreos que sufrió ayer equivalen a una declaración de guerra del gobierno de Jartum, aseguró el presidente Salva Kiir. El dirigente del joven país, en visita a China, confesó que la situación es crítica tras dos días de bombardeos. El pasado lunes dos personas murieron en el mercado de Bentiu, capital del Estado sursudanés de Unity, y al día siguiente las incursiones de aviones sudaneses ya se habían extendido a otras tres poblaciones situadas a 40 kilómetros de la frontera.

La escalada de declaraciones belicistas entre ambos gobiernos ha ido in crescendo a lo largo del presente mes, en el que se han producido varios incidentes de consideración. El más importante fue la ocupación por tropas del sur de la ciudad petrolífera de Heglig, en poder de Sudán tras la segregación oficial aunque sin la anuencia del sur. Los portavoces de ambas partes han informado de fuertes combates y elevadas pérdidas de efectivos enemigos, cifras que no han podido ser verificadas por observadores neutrales.

El escenario de guerra abierta es el resultado de una división de la antigua república de Sudán que no ha satisfecho a las dos nuevas entidades. La partición no sólo privó a Sudán del 75% de sus yacimientos de crudo, sino que situó a su exiguo remanente en zonas habitadas por etnias afines al régimen meridional y con activas guerrillas contrarias a las órdenes de Jartum. El incumplimiento de los acuerdos que otorgaban capacidad de autodeterminación a las poblaciones de Kordofan del Sur y Nilo Azul, rico en recursos hídricos, ha provocado el mantenimiento de las hostilidades en ambos territorios con graves violaciones de los derechos humanos.

El control del crudo

El petróleo constituye la única fuente de divisas de Sudán del Sur, pero al carecer de salida al mar depende de la infraestructura del enemigo septentrional para su exportación. Sudán controla los oleoductos, las refinerías y puertos de embarque y ha aumentado considerablemente las tasas que aplica sobre el transporte del crudo. La decisión de Juba de no pagar tales impuestos llevó a Jartum a confiscar el pasado mes de enero tres millones de barriles en tránsito, un hecho que pronto tuvo consecuencias militares.

La estabilidad de Sudán también es precaria. El régimen de Omar Al Bashir ha de enfrentarse al repudio y boicot de Occidente tras la orden de detención contra su presidente, acusado de prácticas genocidas. La república árabe e islámica aún no ha resuelto el conflicto en Darfur, región occidental poblada por etnias negras afectada por una guerra de baja intensidad. La pérdida de recursos económicos no parece mitigarse con la retención de las ricas áreas de Heglig y Abyei, también reclamadas por sus enemigos.

El Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, reunido en Adis Abeba, ha escuchado ayer las argumentaciones de ambas partes. Su intermediación y la de China, potencia con importantes acuerdos a uno y otro lado de la frágil frontera sudanesa, parecen esenciales para detener una guerra que, según la agresiva retórica de Al Bashir, solo puede acabar con la ocupación de Juba, la capital de una república cuya continuidad se halla en peligro antes de celebrar su primer aniversario de existencia.