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Examen con premio de regreso a Múnich

Los blancos afrontan el partido de vuelta con ánimos de revancha ante el Bayern y obligación de remontada Las puertas de la 'décima' se le abren al Madrid en un duelo de máxima exigencia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Diez años después de la conquista de la 'novena' al Real Madrid se le abren las puertas de la 'décima' en el Bernabéu. Obligado a la remontada, en un duelo de máxima exigencia contra el Bayern, el Madrid se somete ante su afición a un examen de altura con premio de regreso a Múnich. Y con ánimo de revancha por la eliminación sufrida hace un lustro ante su bestia negra y por el 2-1 de la pasada semana en el Allianz Arena. Reforzado ahora moralmente tras haber sentenciado el título de Liga, los blancos están a un gol de dar la vuelta a la eliminatoria y de mantener vivo el sueño de un gran doblete que el equipo más laureado no consigue desde hace más de medio siglo (1958).

Un reto de proporciones enormes para un equipo obsesionado con la Liga de Campeones y diseñado para ganar el título a corto plazo. En su camino se cruza un rival temible que, como anfitrión de la final, arrancó en el torneo como tercera vía en el reducido grupo de favoritos y dio el primer golpe en su estadio. El Madrid se complicó el pasaporte a la final con el gol de última hora de Mario Gómez. Sin embargo, el tanto madridista en Múnich, de Özil, mantiene muy abierta esta eliminatoria que tiene demasiadas cuentas por saldar. Agarrado al espíritu de memorables noches europeas y con la afición como aliada en un ambiente que intentará intimidar al poderoso Bayern, el Madrid está ahora crecido y ante una oportunidad histórica en esta reedición de épicas batallas continentales. En un clásico entre clásicos, con dos enemigos que suman 13 Copas de Europa.

«Orgullo y coraje»

La ocasión para el Real Madrid de reivindicarse en una competición en la que se le perdió el respeto, con seis eliminaciones consecutivas en octavos de final, de demostrar carácter de campeón y de exhibir «orgullo y coraje», los lemas elegidos para dar el paso definitivo a la final. Para la afición, de corresponder al llamamiento del héroe de 2002 (Zidane), Cristiano Ronaldo y Casillas, llenar el Bernabéu y apoyar a un equipo necesitado del calor de la grada; y para José Mourinho, de vengarse de la semifinal de la pasada edición perdida, según el portugués, por culpa de los árbitros y la UEFA. Fichado para acabar con la hegemonía del Barça y volver a reinar en el continente, Mourinho se somete a otra prueba de entrenador contra el técnico que, tras una larga travesía blanca, llevó al Madrid a ganar la 'séptima' y fue recompensado con el despido.

Al contrario de lo que ocurrió el sábado ante el Barça, al Real Madrid no le valdrá con una victoria o un empate, sino que precisa el triunfo. Con el potencial ofensivo y la pegada de la que presumen los blancos, la lógica invita a pensar que marcarán al menos un gol, pero el peligro radica en el letal contraataque del Bayern, liderado por dos puñales en las bandas (Robben y Ribéry) a los que deberán desactivar los laterales y las ayudas defensivas.

El madridismo vuelve a recurrir a la célebre frase de Juanito de que «90 minuti en el Bernabéu son molto longos», pero el técnico alemán ha querido responder a ese supuesto miedo escénico ante el que pocas veces se ha doblegado el Bayern. Los alemanes tendrán respeto a los blancos, pero el miedo no va con ellos. Aunque el marcador esté en contra, es un equipo que presume de físico y aprieta hasta el último momento. «Los 90 minutos pueden ser largos para el Madrid», avisa Heynckes con vistas a un enfrentamiento que opondrá a los dos mejores equipos de Europa al contraataque, y en el que los blancos deben mostrar también autoridad. Con fe, oficio y paciencia frente a una presumible muralla germana, aunque 'Mou' no cree que el Bayern se encierre para aguantar un empate sin goles y pensar en alguna contra ganadora. El portugués, que aspira a su tercera Liga de Campeones con tres equipos diferentes, ya supo imponerse desde el banquillo del Inter al Bayern en la final del Bernabéu de 2010. Entonces, su equipo renunció por completo al balón y mató al contragolpe. Esta vez el Madrid juega en casa, y el dominio debería ser suyo, aunque tendrá que saber medir los tiempos, porque el Bayern también desea venganza.