España vuelve a entrar en recesión
Las reformas del Gobierno no aceleran el débil pulso de una economía que sufre el impacto de los ajustes El desplome del consumo y la inversión recortaron el PIB el 0,4% en el primer trimestre
MADRID.Actualizado:De mal a peor. Ni el cambio de Gobierno ni los esfuerzos por intensificar las reformas modificaron el rumbo declinante de la economía española, que retrocedió el 0,4% en el primer trimestre, tras haber caído el 0,3% a finales de 2011 y permanecer estancada el pasado verano. Estamos oficialmente sumidos en otra etapa de recesión, en la que incluso la comparación interanual nos muestra un retroceso de la actividad del 0,5%, la primera después de dos ejercicios de signo positivo.
Los ajustes han incidido en esta trayectoria. El empleo se recorta de nuevo con gran intensidad: con criterios que computan un puesto de trabajo por cada ocho horas de actividad, la cifra de ocupados mostraba al concluir el primer trimestre un retroceso interanual del 4%, frente al 3,3% del último trimestre de 2011. La tasa de desempleo podría estar en torno al 24% en el arranque del año, apunta el Banco de España. El organismo supervisor, que adelanta estos datos -el Instituto Nacional de Estadística aguardará hasta el 30 de abril hasta dar un primer avance, y será el 17 de mayo cuando proporcione información más completa- no aporta signos de esperanza sobre el futuro próximo. Mientras sugiere que el grueso del impacto del ajuste está por llegar, evoca que las familias están reduciendo su consumo y que las empresas están viendo limitada su tradicional válvula de escape con las ventas al exterior. Pese a que, por vez primera en mucho tiempo, los precios de bienes y servicios españoles resultan más competitivos, la segunda vuelta de tuerca de la crisis ha provocado el ajuste de cinturón en otros países, de manera que el mercado del resto de los socios se ha achicado drásticamente.
Todas las economías de la zona euro atraviesan una fase de retroceso más acentuada de lo previsto. Lo constató el ministro de Economía, Luis de Guindos, en la última reunión del Fondo Monetario Internacional, y se hace eco de ello el informe trimestral del Banco de España. Es, probablemente, el último que elabora la institución bajo el gobierno de Miguel Fernández Ordóñez. El mandato de este dirigente, veterano colaborador de los socialistas, vence en julio, y solo le queda por delante la inspiración del informe anual que ha de dirigir al consejo de gobierno antes de las vacaciones de verano.
Mientras trata de desviar la atención de las críticas sobre la lentitud con que ha dirigido la reforma financiera, el líder del instituto emisor coincide con el Gobierno en el rápido deterioro del marco económico internacional en lo que va de año. La culpa del retroceso del 0,4% que experimentó el PIB de España en el primer trimestre la tienen una retroceso del 0,9% de la demanda nacional junto y la merma de la aportación positiva del sector exterior hasta 0,6 puntos porcentuales. Como, además del empleo, la remuneración por asalariado también ha descendido, los costes laborales unitarios han vuelto a bajar y ya llevan ocho trimestres consecutivos de recortes.
En otras palabras: contratar un empleado podría salir rentable si hubiera mercado para colocar el producto o vender el servicio prestado. No es el caso, porque el consumo de los hogares retrocede, y el de las administraciones ya no está para dispendios. Pese a la moderación de los costes laborales, al Banco de España le parece que los salarios suben en exceso. Constata que aumentaron el 2,2% hasta marzo, una proporción «elevada, dadas las condiciones de la economía», si bien espera «una moderación adicional» a lo largo del año por obra y gracia de la reforma laboral en marcha.
Menos gastos
Las familias gastan cada vez menos por la merma de sus ingresos -el desempleo aumenta, mientras se agotan las prestaciones-, a la vez que se saben más pobres -la vivienda, que es su principal patrimonio, vale mucho menos, y la caída de la bolsa ha desplomado el valor de sus activos financieros- y padecen el clima de incertidumbre. Los consumidores compran menos -el comercio al por menor se hundió el 5,3% en promedio de enero y febrero- mientras las inversiones prosiguen su tónica declinante.
En concreto, la inversión en bienes de equipo se vino abajo en un 3,5% en el primer trimestre, cuando desde el mismo periodo de 2010 no sufría un hundimiento similar. El sector se resiente de las peores perspectivas de la actividad en España, de la desaceleración del comercio mundial y también del aumento de las tensiones financieras que encarecen el crédito. Aunque no se puede hablar de un pinchazo del sector exterior, las ventas españolas retrocedieron en el primer trimestre, y fue más acusado el descenso de las importaciones. La contribución de seis décimas al crecimiento del PIB trimestral resulta de la desaceleración del crecimiento de los mercados mundiales y de los españoles, que sufren de la debilidad de algunos clientes de la zona euro.