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Una persona marisca en uno de los caños del parque Natural que colinda con la ciudad. :: C. C.
SAN FERNANDO

Crece el marisqueo a espaldas de la ley ante la falta de recursos de los isleños

La Guardia Civil intensifica los controles para evitar el saqueo de esteros e incautar el marisco sin depurar, al aumentar por día el número ante la crisis

C. CHERBUY
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Comienza a chispear. 'Manué' mete su mano en el cajillo y le da una vuelta para que comiencen a saltar los camarones. Consigue llamar la atención de una mujer que le pide un vaso. «Dos euros el cartucho, señora», mientras un compañero le alerta de la presencia de la Policía. 'Manué' es hábil, desmonta en segundos la improvisada mesa y esconde su preciada mercancía en sus pies con un trapo para ponerse a hablar con los compañeros a la esquina de un bar. Antes trabajaba en la construcción y aunque no quiere dar muchos datos asegura que es su única forma de conseguir dinero. Así tira el día y como él cada vez más personas.

Son varios los kilómetros de Parque Natural, marismas y caños que tiene San Fernando, por lo que no es extraño que se acuda a este recurso natural para buscar unos eurillos. El problema es que se dañe al entorno, motivo por el que la Guardia Civil ha decidido incrementar sus controles y no solo por la abundancia del marisqueo ilegal o de mariscadores que se saltan los periodos de vedas, sino porque se esquilman los esteros privados para luego vender el pescado en la calle.

Hay quien también se aprovecha de esta situación y decide usar su carné profesional y sus papeles en regla para ganar más dinero. Sin estos papeles un mariscador no tiene permiso para depurar lo que recoge, esencial para poder vender. Otros mariscadores se han dado cuenta del filón y han creado una red en la que compran a los llamados 'ilegales' lo que han cogido por dos o tres euros el kilo, para venderlos ellos tras depurar a cinco y seis euros a sus clientes. Pepe Marín conoce de cerca esta situación ya que lleva toda su vida recogiendo coquinas y es presidente de la asociación de mariscadores Virgen del Carmen. «Suelen mariscar escondiéndose, acudiendo a los rincones más ocultos y levantando continuamente la cabeza para no ser pillados. Es una verdadera lástima porque la verdad es que la crisis les deja solo dos salidas: o robar o mariscar. Deciden lo digno, pero resulta que tampoco es legal. En ocasiones les duele más perder la mercancía que la multa».

Cansado de la situación lidera un proyecto para acoger a estas personas, que encuentran serias dificultades para estar en regla más allá de lo económico (al existir un número de carné que apenas varía por año). Su intención es crear una depuradora de moluscos en San Fernando cerca de Puente Hierro, para luego lanzarse por el 'hatchering' para la cría de moluscos. En su primera fase se crearán más de una veintena de empleos y en la segunda casi 200.

«Hay compañeros que denuncian pero yo no puedo. Imagino que están pasando una época complicada y esto es que tampoco dé para muchas riquezas. Requiere mucho esfuerzo y los horarios los ponen las mareas. El que se mete es porque lo necesita». El problema surge cuando la necesidad hace que no se respeten ni periodos de veda ni los lugares denominados ovas, tajos con especies en crecimientos, que se destrozan en busca de buenos ejemplares en el afán de recoger más kilos. «Habrá cogido a lo mejor tres kilos pero si hubiera esperado podría haber cogido 15. En esto también hay que saber», expone Pepe.

Es curioso que uno de los recursos más cercanos sea de los menos explotados ecológicamente y tan poco aprovechado. Aunque parezca recurrido no es lo más sencillo con lo que ganarse la vida, pero es lo que hay alrededor. «A esto hay que darle la vuelta como a un calcetín. Los mariscadores tenemos muchas ideas para sacar provecho sin perder el medio. Precisamente es lo que queremos evitar porque vivimos de eso. El problema es que apenas se nos escucha».