No llores por Repsol, IU
ABOGADOActualizado:Los que se creen dioses, los que actúan por encima del bien y del mal, invocan frases grandilocuentes para confundir el 'yo' con su país. Los regímenes totalitarios y los populistas peronistas, con más puntos de equidistancia de los que suponemos, se encuentran hoy en la picota. Pero para picota, la guinda de IU. La munición para los voceros comunistas españoles, Repsol y S.M. el Rey. Y como colofón, la constitución del Parlamento de Andalucía. Vayamos por partes, porque hay tela que cortar.
Sí yo fuera el Rey, no hubiera pedido disculpas. Habiéndolo hecho ha dado pábulo a todo un batallón de la más rancia progresía española, subsumida aún en la desastrosa II República, escandalizado por la conducta real. La soberbia de muchos políticos, exigiendo no las disculpas, si no la abdicación o el referéndum sobre la forma del Estado, han pretendido crear un problema donde no existe. Una vez más el Rey acertó, porque puso punto y final a todo el embrollo creado con tan solo once palabras. Tengo la seguridad de que el Rey aún estará pensando por qué motivos pidió perdón. Tiene gracia que hayan sido no solo los republicanos declarados, sino los propios socialistas los que más han alzado su voz para censurar al Rey y exigir disculpas. A la cabeza de ellos, Tomás Gómez. Uno de los políticos más lamentables en cuanto a su gestión política y por la que no solo debería haber pedido explícitas disculpas y perdones de todo tipo, sino que si tuviera algo de vergüenza, se habría marchado de aquí, bien lejos, por lo menos a Botswana, y escondido en la selva. No creo que entre las obligaciones de D. Juan Carlos esté el hacer pública su agenda privada. Tampoco ha infringido ninguna ley, de igual forma que no ha faltado a sus deberes reales y su afición a pegar tiros es inocua para con los intereses generales. Insisto, para disculparse es preciso ser consciente de que se ha errado. Él no ha sido consciente, simplemente porque no se ha equivocado. Pero aún así ha cortado por lo sano. Solo por eso, hoy respeto más a D. Juan Carlos. Ha sido tremendamente práctico, postergando la dogmática y las convicciones regias. ¡Viva el Rey!, que viva muchos años.
Las cabezas pensantes del comunismo español no paran y tachan de «vergüenza» la defensa de YPF por el Gobierno. IU considera que la expropiación de la filial de Repsol no es un ataque a España, calificando de auténtica vergüenza que el Gobierno salga en defensa de una compañía privada. Pero claro, Dios los crea y ellos se juntan. En esta absurda consideración, IU no está sola. Batasuna y la izquierda separatista vasca celebraron la decisión argentina, calificándola como ejemplos de «soberanía e independencia». «Decisión histórica nacionalizando YPF, los recursos naturales al servicio del pueblo, soberanía política y económica». En fin, mayor número de sandeces en menor espacio es imposible. Es cierto, con los procesos de descolonización y durante todo el período que duró la llamada Guerra Fría, no resultó complicado elevar a la categoría de Principio de Derecho Internacional, el de 'soberanía permanente sobre los recursos naturales', recogido al efecto en la Resolución de 1962 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin duda, este precepto ha sido reiteradamente utilizado para fundamentar expropiaciones y nacionalizaciones. El poder legislativo argentino tiene en trámite el proyecto de Ley de Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina, lo que supone una evidente y clara nacionalización de la compañía española, que si no lleva aparejada una compensación en forma de indemnización rápida en el tiempo y acorde al valor real de la empresa, el proceso devendrá en pura confiscación. Repsol, que es el accionista mayoritario de YPF, tiene más medio de millón de accionistas ciudadanos españoles. Pensar que los problemas de la petrolera española no afectan a los intereses generales, es equivocarse de todas todas. La propiedad como derecho inalienable del individuo es expresión fundamental del derecho a la libertad que todo individuo tiene en un Estado de Derecho y compete al Estado su protección.
Y como colofón de la estrafalaria izquierda hispánica, o mejor andaluza, porque el no menos estrafalario diputado autonómico de IU y alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo, ha calificado a Andalucía de nación, aunque sin soberanía. No quedó así la cosa en su minuto de gloria en la apertura de la Cámara andaluza, prometió su acta y acto seguido se declaró «insumiso ante la dictadura del mercado». Pero por si esto fuera poco, Valderas propone como primer mandamiento del mandato que ahora comienza, la «urgente e imperiosa necesidad» de reforma de la ley electoral con un incremento del número de diputados autonómicos que pasarían de los 109 actuales a 135. El llamado Acuerdo por Andalucía, que han sellado PSOE-A e IU para la gobernabilidad de la Comunidad Autónoma, está falto de los necesarios compromisos presupuestarios que sustenten los mismos, lo que deviene una vez más, como ocurre con muchas de las políticas auspiciadas por la izquierda, en programas de gobierno voluntaristas, en los que la imprevisión que se deriva del propio documento del Acuerdo es digno de resaltar. Lo más grave de todo ello y que deslegitima a IU, la asunción por ésta de todas las consecuencias y efectos de la Ley de Ordenación Pública de la Junta. ¡Ay Sr. Valderas! ¿La mano lesionada por el cuchillo jamonero, el de cortar jamón del bueno, es suya? ¿Cómo cambian las cosas verdad?